La alarma sonaba insistente anunciando el inicio de un nuevo día, el reloj que marcaban las cinco y treinta de la mañana, el viento helado que solía ser distintivo de ésta temporada lograba filtrarse por la ventana y, por lo que parece, este será un día nevado.«Kukuku. Simplemente perfecto.»
Pensó Ishigami cerrando la cortina que ondeaba ligeramente con el aire. El joven se apartó de la ventana y se dirigió a la cocina para preparse un café negro cargado; era la mejor opción si quería seguir completamente consciente y en vigilia. este día será largo; todavía tenía un tren por tomar y aún había muchas cosas por hacer.
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Por otro lado, Asagiri seguía moviéndose de un extremo a otro de la cama entre sus multiples sábanas y cobijas, sin haber podido volver a dormir desde que su reloj biológico decidió sacarlo de su fase NREM a una hora impía de la madrugada.
«Nm... ¡¿quién se levantaría tan temprano en un día tan frío como este?! ah... Sí...»
Se quejó mientras pensaba en ello. Estaba claro que, aunque quisiera, no podía engañarse a si mismo pretendiendo que este día no tendría que salir tan temprano y a su vez, que en realidad no le afectaba en lo más mínimo, porque la realidad era absolutamente diferente, al final de todo, ambos tenían un proyecto que sacar adelante. Eso era lo importante de esta salida.
Aún con frío y un poco de sueño, aunado a su creciente pereza, decidió levantarse, se estaba haciendo tarde pues había un gran tramo por recorrer y bastante trabajo por realizar.
Debido a que ésta no era la primera vez que tenía que salir a un tiempo madrugador, se dispuso a tomar un cambio de ropa, abrigarse bien, tomar las llaves de su auto, cubrirse mejor el rostro y salir por algo ligero de desayunar, lo más probable; un café con un pan de alguna tienda comercial abierta a las 24 horas. Al salir vislumbró que había nieve cubriendo su auto con una ligera capa, había estado haciendo mucho frio después de todo. ¿el clima estaría así todo el día? Esperaba que no al menos no en los lugares dónde había planeado asistir..
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Asagiri Gen no le gustaba ser impuntual. Al contrario de las creencias iniciales e infundadas de Senkū; el mentalista arrivava siempre a la hora acordada o incluso con minutos de antelación a cualquier lugar, show, proyecto o evento donde se solicitara su presencia. Por supuesto, este día no sería una excepción, sin embargo, a penas pudo registrar el haber regresado a su casa, tomar un nuevo cambio y llegar justo a tiempo a la estación de Eifukuchō.
—Kukuku. ¿Vienen persiguiéndote tus locas fans o algo así? —comentó sarcástico el joven de ojos escarlata, quien estaba apoyado en una columna cerca del área de las escaleras eléctricas.
—Si-... Si fuese un... harem de hermosas chicas... no tendría porqué huir de... Ellas. —siguió el juego con un guiño cansado a Ishigami.
—Sí claro, lo que digas. —sonrió, obteniendo otra en respuesta. —Vamos.La primera parte del recorrido era de dos horas aproximadamente viajando a través de tren, sería solamente una si se transportaban mediante el automóvil de Gen, no obstante, el mentalista prefirió y pidio no usarlo debido a que no sería una experiencia completa y, un con simple "por favor" de su parte, Ishigami terminó cediendo a ello y terminando molesto consigo mismo pues sabía que seguía siendo débil ante las palabras del mentalista.
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Aún era temprano cuando arribaron a la prefectura de Yokohama, por lo que Asagiri se le había ocurrido una idea.

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My Red String Of Fate
RomansaIshigami Senkū, estudiante de la universidad en la carrera de ciencias jamás se tomaría el tiempo de creer o distraerse pensando en cosas tan banales como "el hilo rojo del destino" como la mayoría de los ciudadanos lo hacía incluyendo a sus amigos...