El carromato avanzaba a buen paso por la verde llanura. Elyan miraba pensativo a través de la ventana, hacia la noche estrellada que lo inundaba todo con un manto plateado. Darius revolvía desesperado los papeles de un viejo maletín de piel. Parecía nervioso. Laura lo miraba dubitativa.
De pronto el carro detuvo su marcha y un haz de luz blanquecina inundó el cielo durante unos segundos. Un frío seco penetró en el carromato. Fuera volvía a estar en completa oscuridad, como si la luz de la luna se hubiese ocultado.
Elyan corrió apresurado las cortinillas de las pequeñas ventanas del carromato y se guardó el colgante con el que había estado distrayéndose en el bolsillo de su pantalón. Darius permanecía en silencio, mirando el exterior con sumo interés. Su rostro sombrío daba a entender que algo malo estaba sucediendo, pero no parecía saber muy bien el qué.
-Será mejor que vaya a echar un vistazo.- dijo en un susurro casi imperceptible.- Vosotros no os mováis, poneos las capas que hay en vuestras mochilas.
Elyan asintió, y enseguida comenzó a abrir su mochila. Laura lo imitó, mientras observaba con disimulo cada movimiento de Darius a través de la ventana. El joven había bajado del carromato y revisaba los alrededores sosteniendo con firmeza una pequeña daga en la mano. Luego se agachó y dio un par de golpes a las grandes ruedas. No parecía haber problema. Volvió a subir y los miró fijamente durante unos segundos. Sus ojos brillaban extrañamente, entre una mezcla de ira y preocupación.
-El cochero ha desaparecido y los caballos también.-dijo serio.- Continuaremos a pie.
Elyan asintió, cogió su mochila y bajó del carromato siguiendo a Darius. Laura se quedó un instante sentada, antes de coger su mochila y echar un último vistazo por la ventana, y entonces lo vio. Un chico joven de cabellos largos y figura esbelta la miraba con una sonrisa burlona dibujada en su rostro. Bajó apresurada del carro y lo rodeó para buscar a aquel joven pero había desaparecido.
-Laura no es buena idea que te separes de nosotros. ¿Qué ocurre?
Darius la tomó fuertemente por el brazo y miraba en la dirección en la que sus ojos aún se encontraban fijos. Elyan se acercó al lugar al que ambos miraban y negó levemente.
-Nada.-se limitó a decir mientras volvía junto a ellos.
-No...¿no lo habéis visto?-preguntó la joven volviéndose hacia ambos, esperando que alguno de los dos la respaldara.
No era posible que ninguno lo hubiera visto. El joven no podía haber desaparecido sin hacer ruido. El suelo se encontraba lleno de hojarasca y ramas rotas, el más leve movimiento las haría crujir.
-Laura...¿qué has visto exactamente?- preguntó Darius.-¿qué era?
Laura lo miró nerviosa. No le salían las palabras.
-Un chico.-dijo, preocupada por la reacción que pudieran causar sus palabras.- Un chico alto de pelo largo.
Elyan se volvió hacia Darius, el cual asintió con pesar mientras le cogía la mochila.
-Yo llevaré esto. Será mejor que salgamos de aquí, este lugar ya no es seguro.
Dicho esto Darius guardó la pequeña daga y se puso en camino. Mirando de un lado a otro, escrutando con afán cada sombra.
Laura aún no había dejado de temblar. ¿Qué había pasado? Estaba segura de haber visto a aquel chico. Elyan se acercó a ella y le apartó el pelo con cariño.
-Tranquila.- le susurró al oído.- Tú ven conmigo.
Laura asintió tímidamente, y se agarró fuertemente a la mano que él le tendía.
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Aetheria. Las Hijas de los Dioses - Libro 1 [Completa]
FantasyLaura es una joven de 18 años con una vida normal pero eso cambiará para siempre este verano. Un viaje inesperado, un mundo lleno de criaturas que sólo existían en su imaginación y un pasado por descubrir, marcarán para siempre su futuro.