La luz del amanecer se filtraba a través de las ruinas de Nordon, bañando el claro en tonos dorados cuando Darius despertó a los jóvenes. Aquella mañana él lideraría el entrenamiento de Laura. Había estado observándola durante los últimos días y creía que ya estaba preparada.
Darius, guió a los chicos a través de las ruinas esquivando enormes rocas donde antaño se había alzado la mayor de las fortalezas. El viento parecía llevar consigo susurros de antiguas leyendas y el olor de la tierra húmeda con el rocío de la mañana impregnaba el ambiente.
— Tranquila, lo harás genial — le susurró Elyan al oído y el roce cálido de su aliento la hizo sonrojarse — Recuerda lo que hemos practicado.
Laura asintió, mientras el joven tomaba asiento sobre una de aquellas piedras para observar el entrenamiento. Sin embargo, al mirar a Darius tomar posición se iba poniendo cada vez más nerviosa. "Puedes hacerlo" se repetía a sí misma. "Céntrate en defender y busca el momento preciso para atacar". Las palabras que Elyan tantas veces le había dicho durante sus entrenamientos ahora sonaban en su cabeza como una melodía. Pero eso no evitó que las manos comenzaran a sudarle en el momento en el que Darius le indicó con un gesto que se colocara frente a él. Con su imponente estatura y una espalda tan ancha como un armario de dos puertas pensar que podía tener la más mínima posibilidad era ridículo. Los tatuajes que cubrían sus brazos y su torso subiendo por su cuello parecían cobrar vida con cada movimiento de sus músculos. Darius miraba fijamente a Laura y en esa mirada a Laura le pareció ver mil años de batallas. Con solemnidad desabrochó el fajín que llevaba colgando de su cintura y desenvainó una espada.
— Esta espada — comenzó Darius, su voz profunda y serena cortando el silencio — es más que un arma. Es un legado, una promesa. Forjada con el aliento de un dragón milenario y templada en las aguas de la Fuente de Aetheria, Corazón de Dragón es una espada única y poderosa.
Elyan se había puesto de pie y miraba la espada con los ojos muy abiertos.
— No puede ser.
La voz del chico fue apenas un susurro, pero Laura mantuvo sus ojos fijos en la magnífica hoja. Sintió una mezcla de asombro y responsabilidad. La espada era majestuosa, su empuñadura estaba adornada con gemas que parecían contener llamas danzantes en su interior, y la hoja emitía un suave resplandor, como si albergara el espíritu mismo del dragón que la forjó.
— Esta espada — continuó Darius, extendiendola hacia Laura — es tuya. Fue creada para que tú y sólo tú la empuñaras. No solo como tu arma, sino como tu compañera. En ella reside el poder y la sabiduría del dragón que la forjó. Y créeme — había un brillo especial en los ojos de Darius — Ese es un vínculo raro y profundo con unos seres venerados por todas las razas de nuestro mundo por su sentido de la justicia. Que su fuego te guíe y proteja.
La joven tragó saliva antes de tomar la espada. En cuanto la tocó, Laura sintió un calor que se extendía desde la empuñadura hasta su brazo, un calor que parecía encender algo dentro de ella. Era como si Corazón de Dragón reconociera a su legítima portadora, aceptándola. El peso de la espada era perfecto en sus manos, como si realmente hubiera sido hecha a medida para ella.
— Es extraño — comenzó diciendo la joven — como si... — no encontraba las palabras — Como si fuera parte de mí.
Darius asintió con una mezcla de orgullo y nostalgia.
— La espada fue creada para tí. Forjada en el mismo fuego que su gemela, la espada que empuñaba el príncipe Albert.
La joven volvió a admirar la belleza del arma.
— Espero ser digna de ella — dijo Laura, tratando de que su voz no temblara a pesar del torbellino de emociones que sentía.
— Sé que así será. La historia de Corazón de Dragón empieza contigo, Laura. Y será una historia digna de ser contada.
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Aetheria. Las Hijas de los Dioses - Libro 1 [Completa]
FantasyLaura es una joven de 18 años con una vida normal pero eso cambiará para siempre este verano. Un viaje inesperado, un mundo lleno de criaturas que sólo existían en su imaginación y un pasado por descubrir, marcarán para siempre su futuro.