Eres mi pilar

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El amanecer aún no había roto por completo con las sombras de la noche cuando Laura y Darius se encontraron en un claro cerca de las ruinas de Nordon. La frescura del aire matutino era un contraste bienvenido con el calor que pronto acompañaría su arduo entrenamiento.

— Vamos a comenzar con un par de movimientos para defenderte — comenzó diciendo Darius bajo la atenta mirada de la joven — Nada complicado lo prometo.

A pesar de que Darius quería quitarle importancia a aquel entrenamiento, era consciente de que la fragilidad de los pactos tras la última gran guerra y el avance constante de Namalum era cada vez más notable y la tensión en todos los territorios estaba en aumento. Laura necesitaría estar preparada.

El joven se despojó de las espadas que siempre cargaba con él y se colocó frente a Laura.

— ¿No vamos a usar armas? — preguntó la joven.

Darius negó con una sonrisa.

— Tardé dos años de entrenamiento antes de coger un arma por primera vez — contestó Darius, mientras sus ojos analizaban la postura de Laura — La fuerza de un guerrero no reside solo en su habilidad con la espada. El combate cuerpo a cuerpo requiere agilidad, resistencia y, sobre todo, la capacidad de anticipar y reaccionar los movimientos de tu oponente. Sin eso, una espada no te serviría de nada — continuó moviéndose alrededor de la joven que cambiaba el peso de una pierna a otra, nerviosa – Nuestro primer objetivo será descubrir tu poder interno y... destaparlo.

— ¿Cómo sé cuál es mi poder?

— Cada una de las diosas transmitió un don a sus hijas — Laura asintió, sabía esa parte de la historia — Lamentablemente no sabemos cuál. Las profecías dicen que el vínculo que os anclaba a cada una este mundo fue también escogido para potenciar esos dones. Y dado que el tuyo es con el príncipe Albert — hizo una pausa colocándose de nuevo frente a ella — hemos de suponer que tu don es el de la guerrera. Pero tendremos que esperar a que se manifieste y entonces podremos trabajarlo para que puedas sacarle el máximo partido.

Laura miró sus brazos enclenques.

— Pues no creo que esté relacionado con la fuerza.

Darius no pudo evitar soltar una sonora carcajada.

— Ya veremos Laura. Paciencia. No todo es lo que parece.

Laura asintió, lista para su entrenamiento.

Darius comenzó con ejercicios básicos, enseñándole a Laura cómo esquivar los ataques de su contrincante leyendo los pequeños cambios en su cuerpo justo antes de realizar un movimiento. Era como una danza, una coreografía perfecta y meticulosa. A pesar de la temprana hora, Laura se encontró rápidamente sudando y respirando con dificultad mientras cada músculo de su cuerpo trabajaba al límite.

— ¡Más rápido, Laura! Eso es — animaba Darius, mientras la empujaba a superar sus límites. Con cada golpe que bloqueaba y cada movimiento que esquivaba, Laura sentía cómo su agilidad y sus reflejos aumentaban — Fíjate en mis ojos, en lo que te dicen.

Después de varias horas de entrenamiento intenso, Darius se detuvo, asintiendo con aprobación. Acababa de bloquear de nuevo a Laura haciéndola caer de espaldas al suelo y le tendía una mano para ayudarla a levantarse.

— No está mal para ser la primera vez. Está claro que progresas rápido. Pero aún hay mucho por aprender.

La voz de Lanette sonó a su espalda.

— No te estarás aprovechando de su falta de práctica para lucirte, ¿verdad?

La joven estaba detrás de ellos, los brazos cruzados sobre el pecho y una sonrisa pícara en el rostro acompañaba a su tono burlón. Elyan se encontraba a su lado y miraba sonriente a Darius.

Aetheria. Las Hijas de los Dioses - Libro 1 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora