Laura, abrió los ojos sintiendo aún su cuerpo agotado. Elyan se acercó apresurado al notar que la joven se movía.
-¿Cómo te encuentras?- preguntó preocupado.
-Mejor.- sonrió la joven.- Aunque no te negaré que podría seguir durmiendo un par de días más.
El joven le dedicó una cálida sonrisa ayudándola a levantarse para acercarse al resto del grupo.
-Tenemos que volver a la tierra.- dijo decidida.- Mis amigas... mis hermanas...debemos contarles lo que está ocurriendo cuanto antes y asegurarnos de que están preparadas. Es nuestra única esperanza.
El grupo asintió en acuerdo, conscientes de la urgencia y la importancia de su misión. Comenzaron a planificar su regreso, discutiendo estrategias y preparativos para aquel último viaje.
Mientras el grupo se preparaba, una perturbación oscura sacudió el bosque. Whisperwood, normalmente un santuario de paz y armonía natural, se vio sacudido por una energía siniestra. Un portal oscuro se abrió como una cicatriz en el espacio, destrozando la tranquilidad del entorno. De él emergió la princesa oscura, su figura envuelta en sombras y poder, una presencia amenazante que parecía absorber la luz a su alrededor. Detrás de ella, como una marea implacable, avanzaban los golers. Eran criaturas grotescas y deformes, sus cuerpos retorcidos y sus ojos llenos de malicia y odio. Se movían con una coordinación despiadada, como si fueran guiados por una sola voluntad maligna, la de la princesa oscura. La atmósfera en el bosque cambió instantáneamente. Los sonidos de la naturaleza se apagaron, reemplazados por el sonido de armas y el gruñido amenazador de los golers. El aire se llenó de un olor a magia oscura y a muerte, y una sensación de peligro inminente invadió a todos los presentes.
La lucha estalló rápidamente con una ferocidad brutal. La princesa élfica, con movimientos gráciles y precisos, se colocó delante de la dríada, protegiéndola de los golers que se abalanzaban sobre ellas. Cada uno de sus golpes estaba imbuido con la magia del bosque, haciendo que sus enemigos saltaran por los aires al ser alcanzados con ráfagas de energía natural que salían a través de su báculo. La dríada saltaba de árbol en árbol, atravesando sus troncos, centrada en proteger la paz del bosque, se movía con rapidez para salvaguardar a las criaturas pacíficas.
-Hay que alejarlos de los árboles. ¡Hacia el claro!- gritaba la princesa élfica.
El grupo comenzó a desplazarse atendiendo las súplicas de la elfa. Elyan, con una determinación feroz, se mantuvo al lado de Laura, su espada brillando en la penumbra del bosque. Sus movimientos eran un baile de defensa y ataque, cada golpe calculado para proteger a Laura que seguía demasiado débil de las garras de los golers.
Darius y Lanette luchaban espalda con espalda, enfrentando a los golers con una combinación de habilidad y fuerza bruta. Darius, con su espada en mano, cortaba a los enemigos que se acercaban, mientras Lanette utilizaba sus movimientos rápidos y elegantes para esquivarlos y dirigirlos directamente a la afilada hoja de su amigo.
La batalla era un torbellino de caos y violencia. Todos luchaban ferozmente, intentando repeler a los invasores, pero los golers parecían interminables, surgiendo del portal oscuro como un río inagotable de maldad.
En medio del fragor de la batalla, Darius percibió la gravedad de la situación. Los golers eran demasiados, y la presencia de la princesa oscura que mantenía sus ojos puestos en Laura y avanzaba hacia la joven añadía un nivel de peligro que no podían ignorar. Gritó con voz potente, superando el estruendo de la lucha:
-¡Lanette, Elyan, lleven a Laura lejos de aquí! ¡Ahora!
Y dirigiéndose a la princesa élfica añadió:
¿Puedes crear un portal hacia la tierra?
La princesa asintió mientras un haz de magia golpeaba a un grupo de golers cercano.
Lanette, aunque reacia a dejar la batalla, sabía que Darius tenía razón. Con un gesto rápido, la princesa élfica conjuró un portal brillante, su luz contrastaba con la oscuridad del entorno. Elyan, dirigió una mirada de entendimiento y preocupación a Darius, ayudó a Laura a moverse hacia el portal mientras Lanette los cubría siguiendo sus pasos.
La princesa élfica, tomó de la mano a la dríada y ambas se deslizaron ágilmente a través del campo de batalla, buscando su propio camino hacia la seguridad.
Darius se quedó atrás, enfrentando a los golers con una resolución inquebrantable para dar tiempo a los demás a escapar. Cada golpe de su espada era un desafío directo a las fuerzas oscuras que lo rodeaban. En el fondo de su corazón, sabía que su lucha era una distracción necesaria para permitir que sus amigos escaparan. Mientras el portal alcanzaba el poder suficiente para transportarlos, Laura, Lanette y Elyan observaban a su amigo apesadumbrados. Las lágrimas llenaban los ojos de Laura mientras veía a Darius luchar valientemente, sabiendo que no podrían ayudarlo sin comprometer su propia huida. El dolor y la impotencia llenaban sus corazones al verlo luchar solo contra la marea enemiga.
En el último momento, cuando todo parecía perdido para Darius, el cielo se oscureció con la silueta de un dragón majestuoso que descendía en picado como un torbellino de fuego y furia. La imponente criatura soltó un rugido feroz lanzando una ráfaga de fuego sobre los golers, creando caos y confusión entre las filas enemigas. Cuando el dragón viró en el aire, la figura de su jinete apareció sobre su lomo. Yshar había regresado y se abría camino hacia Darius. Darius, sorprendido pero aliviado, aprovechó la distracción para luchar con renovado vigor. Los golers, abrumados por la presencia del dragón y la valentía de Darius y Yshar, comenzaron a retroceder.
Mientras el dragón rugía y batía sus alas, creando un vendaval que dispersaba a los enemigos, Yshar extendió su mano hacia Darius.
-¡Vamos, no hay tiempo que perder!- gritó.
Darius saltó, agarrando la mano de Yshar y subiendo al lomo del dragón. Juntos, se elevaron sobre el campo de batalla, dejando atrás a los golers confundidos y derrotados.
El portal comenzaba a cerrarse, y con un último vistazo lleno de gratitud Laura susurró un "Gracias".
"Te prometí que siempre te protegería".- la voz de Yshar volvió a llegar nítida a su mente.
A escasos metros los ojos fríos como el hielo de la princesa oscura se clavaron en Laura devolviéndola a la batalla. En el caos de ese momento, ninguno se percató del brazo oscuro que salió de las sombras, como un látigo tratando de alcanzarlos, una serpiente que se arrastraba hasta ellos acechando en la hierba. Una neblina oscura, casi imperceptible, que se deslizó hasta Laura buscando impregnar un nuevo anfitrión. La sombra tocó a Laura, deslizándose bajo su piel, escondiéndose en las profundidades de su alma, un parásito oscuro esperando el momento para manifestarse justo antes de que la luz del portal mágico los absorbiera. Distraídos por la aparición de Yshar, ninguno se dio cuenta del peligro inminente que ahora se alojaba dentro de su compañera, inconscientes de que llevaban consigo una oscuridad que podría cambiar el curso de su destino.
En el cielo, Darius miró hacia abajo, hacia el bosque de Whisperwood que aún ardía con los estragos de la batalla. A pesar de haberse salvado, la sensación de pérdida y lo que habían dejado atrás pesaba en su corazón. La batalla en Whisperwood había terminado, pero la guerra contra la princesa oscura y sus fuerzas oscuras apenas comenzaba.
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Aetheria. Las Hijas de los Dioses - Libro 1 [Completa]
FantasyLaura es una joven de 18 años con una vida normal pero eso cambiará para siempre este verano. Un viaje inesperado, un mundo lleno de criaturas que sólo existían en su imaginación y un pasado por descubrir, marcarán para siempre su futuro.