Reunificación

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Tras un desorientador viaje a través del portal mágico, Laura, Darius y Elyan emergieron en un pequeño pueblo

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Tras un desorientador viaje a través del portal mágico, Laura, Darius y Elyan emergieron en un pequeño pueblo. El aire estaba impregnado de un aroma a hierbas y a magia, y los edificios, adornados con runas y amuletos reflejaban el carácter místico del lugar. A lo lejos, en el horizonte, la ciudad fortificada de Arcanix se levantaba majestuosa rodeada por altos muros incrustados con símbolos mágicos y cristales que brillaban con energía arcana.

-¿Dónde estamos?- preguntó Elyan algo desorientado.

-Caelondia.- respondió Darius asegurándose de que el portal se había cerrado correctamente y que nadie los seguía.

A pesar de la belleza y la tranquilidad de Caelondia, Laura se sentía inquieta y su cuerpo, agotado se estremeció en los brazos de Darius. La traición que sentía por haber dejado atrás a Yshar pesaba sobre su corazón. Se preguntaba si su confianza en él había sido un error, una duda que la atormentaba mientras los jóvenes caminaban por las calles adoquinadas.

-Debemos encontrar un lugar para que Laura pueda descansar.- dijo Elyan con preocupación, observando su fatiga evidente.

Darius, asintió.

-Caelondia es conocida por sus curanderos. Aquí podremos encontrar ayuda para ella y reagruparnos. La resistencia aún tiene un punto de encuentro aquí cerca.

Encontraron ese refugio en una posada modesta pero acogedora, regentada por un anciano amable con ojos llenos de sabiduría. Mientras Laura se retiraba a una habitación para descansar, Darius y Elyan se unieron a otros miembros de la resistencia en el salón común para discutir su siguiente movimiento.

Mientras contabilizaban bajas y rehacían planes y estrategias, la puerta se abrió con un golpe suave. Todos los ojos se volvieron hacia la recién llegada, que vestía ropa de guerrera con el cabello atado en una práctica trenza.

Darius, al verla, se quedó inmóvil por un instante. Una oleada de emociones recorrió su cuerpo y el alivio se reflejó en sus ojos. Lanette, al verlo entre los demás, dejó escapar una sonrisa que iluminó todo su rostro, feliz ante la visión de Darius sano y salvo.

Se acercaron el uno al otro, sus movimientos cautelosos pero llenos de emoción. 

-No sabía si te unirías a nosotros aquí.- dijo Darius con una voz que temblaba ligeramente.-Me alegro de ver que estás bien.

-Y yo.- respondió Lanette, su voz teñida de un sentimiento profundo y añadió bajando la mirada.- Mi padre llegará en unos días pero he podido adelantarme.

En ese momento, en medio del bullicio del salón, el mundo a su alrededor pareció desaparecer, dejándolos solos en su reencuentro. Sus manos se encontraron, un gesto sutil pero cargado de significado. La conexión entre ellos era palpable, un amor que había sobrevivido a la distancia y al peligro.

Buscando un poco de privacidad, se deslizaron hacia un rincón apartado del salón. Allí, en un espacio de sombras y susurros, intercambiaron miradas llenas de palabras no dichas, caricias suaves que comunicaban más que cualquier discurso.

Aetheria. Las Hijas de los Dioses - Libro 1 [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora