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Minho se removió en la cama al oír la alarma proveniente del celular ajeno, la cual fue apagada por Chan, quien se acomodó en el colchón inflable mientras restregaba sus ojos con los puños.

— Olvidé desactivarla, lamento haberte despertado —se disculpó el pelinegro escondiendo la cara en la almohada que el dueño de casa le ofreció la noche anterior.

— Está bien, no pasa nada —Lee suspiró, rodó hasta la orilla de la cama y miró hacia abajo en dirección a su amigo.— ¿Quieres hablar de eso? —aquella pregunta hizo que sacara la cara de la almohada y que le mirara directamente a los ojos.

Bang Chan lo pensó un buen rato mientras una de sus manos jugaba con sus propios rizos y finalmente negó con la cabeza, a lo cual recibió como respuesta, por parte de Minho, un asentimiento con la suya.

— Bueno, avísame si cambias de opinión.

— Gracias —y le regaló una sonrisa rota.

A Chan realmente le apenaba que Minho le haya acogido, una vez más, bajo su techo. Y no habría aceptado quedarse de no ser por la mamá de Minho, quien no había dejado de insistir al verlo temblando de frío y completamente empapado a causa de la lluvia.

La madre de Minho tenía conocimiento de lo que ocurría en la casa de Chan y si bien, no puede hacer nada legal para ayudarlo, al menos puede brindarle un techo en el cual refugiarse o una comida caliente, tienen la misma rutina desde que su hijo y Bang se conocieron a los diez y once años, respectivamente.

Lee Min-Jae siempre se ha caracterizado por ser una mujer de muy buen corazón.

La gente solía decirle que mucho corazón puede llegar a ser un problema para su vida, pero ella jamás lo vería así, de no ser por su buena voluntad, Minho estaría con otra familia y no con ella.

Sonará raro para muchas personas, pero el haber querido tener a su hijo, teniendo apenas quince años, habría sido lo mejor que ella habría sido capaz de decidir. Claro está que fue obligada en un principio, pero ella no iba a recurrir a un aborto clandestino y quizás morir ahí mismo, así que pensó que podría dejar a Minho en una estación de bomberos o en otro hospital, pero al ver esa carita regordeta cambió rotundamente de opinión.

— Un hijo merece crecer y ser amado por quienes realmente lo quieran.

"Arruinaste tu vida".

"Tal vez, si no hubieses querido verlo, no te habrías encariñado con él".

¡Qué se jodan! Terminó enamorándose del pequeño bebé que llevaron a su habitación de hospital.

Volviendo con Minho y Chan, ambos adolescentes se quedaron en silencio, oyendo aún la lluvia, bueno, más que nada las gotas chocando contra el techo. Escuchaban a duras penas el tic toc del reloj del pasillo y algo de música en la cocina, estaban conscientes de que la madre de Minho estaba abajo preparando el desayuno mientras canturreaba un poco las canciones que iban reproduciéndose.

Pero debía ser rápida porque los pacientes no esperan mucho, en especial el niño al que le prometió jugar con él apenas le viese en la mañana en el postoperatorio.

— Tu mamá está preparando el desayuno —Chan murmuró cerrando los ojos, quería seguir durmiendo puesto que, no durmió muy bien anoche, es más, ni siquiera durmió propiamente.

— Gracias, capitán obvio —Minho se sentó en la cama y miró a Christopher nuevamente.— ¿Quieres seguir durmiendo?

— Creo que ni siquiera pude dormir —su voz salió tan suave y baja que Lee apenas pudo oírle.

ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ, ɴᴏ ᴍᴀᴛᴛᴇʀ ᴡʜᴀᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora