CAPÍTULO II: La llave del alma

95 10 0
                                    

Mickael

—Necesito más información de ella, no me la has dado —le reproché a Menahem.

En ese momento, su aspecto era femenino. Ella volteó a verme por unos segundos, pero luego volvió a desviar la mirada.

—Ella es Rosie Winslow —respondió mirando al frente.

— ¿Es todo? —le pregunté, mirándola fijamente.

—Es todo lo que tienes que saber por ahora.

—No es suficiente, esto no es normal, ¿por qué es tan mayor? No lo entiendo —le expresé un poco alarmado.

—Ella ha pasado por mucho —respondió secamente.

— ¿Y sus otros ángeles?

— ¿Por qué haces tantas preguntas?

—Porque nunca me han hecho esto, entregarme a alguien mayor, y tú lo sabes, así que no te sorprendas demasiado, también eres responsable.

Menahem no dijo nada.

No era común la asignación de una protegida a mitad de camino, Rosie tenía veintitrés años, jamás me había ocurrido, y eso me resultaba inquietante, pero Menahem no iba a mencionar nada hasta que lo deseara; y eso era más preocupante aún. «Había algo oculto en todo ese movimiento», y solo estaba esperando el momento para que Menahem estuviese más dispuesta a dar explicaciones, y si no lo hacía, las buscaría yo mismo.

— ¿Vas a decirme quien es Rosie? —pregunté nuevamente. Menahem sumergida en su propio silencio, me dio la llave del alma de Rosie, me la colgué en el cuello y la oculté entre mi camiseta; ahora ella me pertenecía.

Acostumbrábamos a decir que la protegida era nuestra, pero no porque la «hubiésemos creado», sino porque decir «es mía», era la mejor forma de sentirla cerca.

— ¿Son las mismas normas? —inquirí.

—Sí —dijo Menahem pensativa—. Aunque, esta vez debes estar al tanto de los demonios que lleguen a rodearla.

— ¿Demonios? Ellos no suelen acercarse a los humanos.

—A ella sí —respondió Menahem, seria.

Como Rosie estaba más adulta, no había otra forma de conocer toda su vida, sino a través de la «puerta de los sueños». La llave, abría una de las puertas de su vida, que en aquel caso era la de los sueños.

—Solo te pido que sigas las reglas, por favor.

—Pareciera que no me conoces, Menahem.

—Es que no se trata de conocerte, sé quién eres, yo fui parte de tu creación, pero Rosie, es una protegida un poco complicada. Más adelante lo sabrás.

— ¿Y por qué no ahora? ¡Dios! Eres tan misteriosa —le expresé un poco ansioso.

Menahem lentamente se acercó a mi oído, y me susurró algo bastante curioso «Nos están escuchando —dijo. Se alejó y volvió a mirarme». Me quedé petrificado, no tenía idea de que nos estaban vigilando, así que no dije absolutamente nada.

—Debes irte, y tratar de conocerla internamente. Asegúrate de que esté bien, protégela de cualquier cosa —dijo ella mirándome fijamente, con sus ojos me lo estaba diciendo todo, y a la vez nada.

— ¿Cuándo te veré? —le pregunté.

—Siempre estaré, llámame.

Asentí, y Menahem desapareció rápido de mi vista, intenté mirar alrededor para percatarme de aquel «ser» que nos estaba vigilando, pero no vi nada. Supuse que había perseguido a Menahem. Estaba seguro que no se trataba de mí, no me había metido en problemas, y no pensaba hacerlo, así que sentía que aquel misterio que traía Menahem era algo con respecto a ella.

CAUTIVANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora