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Por un momento Kokushibo pudo ver la silueta de su hermano, este le sonreía tan amablemente, una gentileza que podría derretir al corazón más frío. Odiaba tener está debilidad que se llama "sentimientos", algunas lágrimas emergieron sin más, poco a poco su cuerpo se iba desintegrando.

De entre sus ropas cayó una pequeña flauta, por suerte no se rompió, el último recuerdo preciado del demonio. En ese mismo momento Sanemi colapso al igual que Tokito, el que estaba peor era el joven, su estado era grave.

Rengoku al ver eso sintió como su mundo se caía a pedazos, fue rápidamente hacia él, a pasos torpes, sostuvo su cuerpo contra su pecho. El mayor de los Shinazugawa no tardaría en despertar, pero el azabache había la posibilidad de que no lo haga.

No pudo curar adecuadamente sus heridas como el Pilar del viento, luchó hasta el cansancio, era muy valiente al hacerlo, aun cuando tenía miedo y quería correr, pero era su deber.

El rubio sollozo levemente, su pequeño cuerpo temblaba y buscaba calor, el sudor caía por su frente y las pequeñas lágrimas se amontonaban en su mirada vacía.

El grupo que había asesinado a Douma pasó por ahí y pudo observar que se encontraban los demás, a excepción de algunos.

Shinobu quién aún no podía caminar ni respira bien, quedó horrorizada al ver el estado de sus compañero, sobre todo del pequeño Pilar.

—Kocho....Él no despierta.... — susurró Rengoku estupefacto, tan solo desvío su mirada y ya no se movía, su sonrisa que lo caracterizaba, se esfumo. En sus ojos se podía ver la preocupación.

La azabache tropezó a medida que iba hacia ellos, debía de calmarse, no puede perder la compostura.

— Ha perdido mucha sangre....Necesito hacerle una transfusión inmediatamente....

— ¡Yo me ofrezco! Pero ayudalo....

—Tengo que ver primero si son compatibles.... — Shinobu se dio cuenta que seguía teniendo pulso, uno muy débil, todas sus fuerzas lo habían abandonado.

Por suerte tenía los imolementos a la mano, lo ayudaría, de eso estaba segura, pero ella temblaba demasiado. Mordió su labio por lo pésima que era ante estás situaciones, las emociones le ganaban.

—Sí, son compatibles.... — quiso sonar esperanzadora, sin embargo, debía de pensar con la cabeza fría y no dar falsas promesas. Su cuerpo podía fallar, colapsar, incluso la transfusión puede ser rechazada. Tantas posibilidades, errores y aciertos.

—Ren-rengoku....Per-perdoname.... — murmuró el azabache con voz temblorosa, tosiendo sangre.

— No hables, por favor, estarás bien....

— Nunca vi la posibilidad de vivir una vida alegre y pacífica, era una realidad muy lejana a lo que yo conozco, quizás quería conecer otro mundo, muy contrario a lo que vivo, pero mis deseos de ser el mejor, mi corazón tan egoísta, cegado por un vacío, fue lo que me hizo abandonar ese sueño, lo siento, no podré ir contigo....

Muichiro intento reprimir sus ganas de llorar, la vergüenza que sentía lo ponía peor, se sentía mal por hacer este escenario, el es un Pilar, un prodigio, uno muy talentoso y fuerte, sin embargo, ahora se muestra como un niño asustado de morir. Aunque lo es, para los demás sí, para él no. Culpa de las desgracias de la vida.

Sus deseos más profundos salieron a flote, algo que los demás no esperaban escuchar, puesto que siempre se mostró como alguien muy maduro y frío, difícil de enojar o hacer llorar.

El azabache sintió sus párpados pesados, su tiempo al parecer se acabó, está bien, todos estaban a salvo, peleó y protegió a las personas que aprecia, se encontraba satisfecho, cerró sus ojos, eso les causo pánico a los presentes.

«¿Si fuera un chico tu me amarías?» || [Shinomitsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora