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Se podía ver a la Pilar del insecto de rodillas, sosteniendo a Mitsuri con el único brazo que le quedaba, ambas estaban en un estado deplorable. Habían perdido mucha sangre y sus heridas eran demasiados graves. Era un milagro que siguieran vivas o conscientes.

— Shinobu....¿Ganamos?

— Sí....Vencimos a Muzan....Él ya no atormentara este mundo....

—Que alivio....

— ¿Por qué no te quedastes en un lugar seguro?

—No podía abandonarlos, debía de ayudar también....Pero fui muy inútil....Lo siento mucho.... — respondió la pelirosa, aquellas esmeraldas se cristalizaban.

— ¡No es cierto! Te lo suplico, jamás en tu vida digas eso, desde el día que te conocí, sentí que eras muy especial....Eras una Pilar asombrosa y demasiado fuerte....Tu sonrisa era un sonido claro y hermoso, como el rodar de una campana, con tan solo tu presencia....

La azabache río levemente, tomó un minuto para pensar en lo que iba decir, acarició el rostro de la contraria con la yema de sus dedos y continuó.

— Me sentí maravillada, encantada, aliviabas mi corazón, yo siempre te he amado, pero pensé que no era lo suficientemente buena para ti....No soy tan fuerte como para protegerte y no sé si pueda hacerte feliz....Sin embargo, te aseguro algo, estaré contigo hasta el final y te amaré toda la vida, no, por la eternidad....

Shinobu se quitó ese peso de encima, se iba, ahora podía ser libre, expresó lo que tanto le costaba decir, Mitsuri empezó a respirar de manera rápida hasta que rompió en llanto.

— ¡Soy tan feliz! ¡Yo también te amado! ¡Pero tenía tanto miedo de decírtelo! ¡Temía que me rechazaras! ¡Tú me haces sentir tan preciada! ¡Tanto 1ue ilumibas cada día de mi vida!

La pelirosa sollozo levemente, sus sentimientos eran correspondidos, esa angustia y pánico que sentía, simplemente desapareció, se esfumo como el polvo.

Las pequeñas mariposas revolotearon por su estómago, haciéndola temblar, fueron hacia sus pulmones, logrando que ella respirara entrecortado, hasta llegar a su corazón que bailaba de alegría. Ambas mujeres se sentían tan dichosas.

—No siento dolor....Parece que moriré pronto.... — susurró la azabache mostrándole una sonrisa decaída, mientras derramaba pequeñas lágrimas.

—Yo igual....Shinobu....Si renacemos como humanos....¿Me harías tu es-esposa? — sus esmeraldas tan resplandecientes, brillaron aún más por la ansiosa respuesta que esperaba.

— ¿Estarías bien con alguien como yo?

—No me importa....Tú eres la mujer a la amo y amaré por toda la vida.... — apenas podía levantar sus brazos, pero pudo acariciar su rostro, limpiando las gotas saladas.

—Te lo prometo....Definitivamente te haré feliz y la próxima vez no te dejaré morir....Te protegeré a como de lugar....Mitsuri....
— finalizó Shinobu dedicándole su última sonrisa, una tan sincera que desbordaba amor.

Unió sus labios en un cálido beso, reconfortante y suave, como notas musicales qué te envuelven en un vaivén. Cedieron ante su destino, cerrando poco a poco sus ojos, aquellas Pilares murieron abrazadas, prometiendo reencontrarse en su siguiente vida.

 Cedieron ante su destino, cerrando poco a poco sus ojos, aquellas Pilares murieron abrazadas, prometiendo reencontrarse en su siguiente vida

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«¿Si fuera un chico tu me amarías?» || [Shinomitsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora