Capítulo 20

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Mónica

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Mónica



Sus redondos ojos se aguaron dejando salir insaciables lágrimas llenas de terror, en la oscuridad se podían ver sus delgadas piernas tambaleándose.

No podía irme, no podía ser tan despreciable como para abandonar así a un niño. No puedo ser el reflejo de lo que más odio.

Solo tenía un golpe. Derribarlo era la mejor opción y la lámpara a escasos centímetros de mi era la mejor arma a mi alcance.

Fue un golpe limpio, la lámpara impacto contra su cabeza dejándolo aturdido, se tambaleó varias veces antes de caer al suelo desorientado, el golpe no fue lo suficientemente fuerte como para derribarlo por completo pero fue suficiente para tomar ventaja y correr.

—Corre—Grité tomando el brazo del niño

Sentía pesado el aire y al mismo tiempo escuchaba el disparo de algún arma, tanto al niño como yo se nos escapaban uno que otro grito cada que algún ruido fuerte se escuchaba.

Abrí la primera puerta que se me cruzó en el camino cuando sentí la presencia de alguien acercarse, aun sostenía la mano del niño mientras miraba con paranoia a los lados.

—El armario—Señalé

El alma me tembló al ver la silueta de un hombre detrás de la puerta. Junto al niño entré al armario encerrándonos, podía sentir su corazón latir con fuerza, apretó su mano aferrándose a mi como si fuera lo único que tuviera.

—No me dejes—Me habló por primera vez

Susurro en una forma tan inocente que aun sin conocerlo también me aferre a él como si fuera lo único que tengo.

—No lo haré—Susurré en oído

El sonido de la cerradura nos hizo encoger, el pequeño se acuno en mis brazos buscando un lugar seguro donde refugiarse. La silueta de un hombre se asomó la oscuridad no me permitía ver su rostro con claridad. Solo sé que aquel hombre deambuló por el cuarto como si estuviera buscando a alguien, podía escuchar su respiración agitada como su pecho subía y bajaba, un objeto indescriptible permanecía en su mano, no podía visualizar que era pero ya me podía hacerme una idea. Y si era lo que estaba pensando, debía empezar a rezar.

<Dios no he sido alguien mala, no merezco morir, no así. No con un niño inocente aferrado a mi, no con dos bebes en mi vientre. No he amado, no he tenido una familia, no he sabido vivir mi vida, aun me falta mucho>

Aquella silueta se fue acercando a nosotros, cuando su mano tocó la perilla tapé los ojos del niño y lo abracé.

—Perdón—Murmuré en su oído cuando supe que ya no podía hacer más

Cuando supe que no podía protegerlo. 

La puerta del armario se abrió y pude sentir el terror de aquel niño al abrazarme con fuerza, me quedé abrazaba a él esperando el disparo, pero nunca llegó. Sentí al niño dejar de abrazarme para ir corriendo a los brazos de aquel hombre.

Mafia Rusa {editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora