Capítulo 24

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Mónica

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Mónica

El frio ya era notorio y eso se volvió algo obvio al sentir el bello de mis brazos erizarse. ¿Y como no?, ya era diciembre y en estas épocas Rusia no es lugar precisamente soleado.
Me levanté de mi asiento al sentir mi estomago revolverse, esa extraña sensación en mi estomago hace que todo mi cuerpo se estremezca. Me dirigí al baño donde humedecí mi rostro con agua tibia, me mire frente al espejo encontrando un rostro con fuertes ojeras. ¿Acaso está era yo? ¿Así luce una joven de veinticuatro?. Un toque a la puerta me espanto, segundos volví al escuchar como tocaban con más insistencia

Suponiendo que trataba de Alexey abrí la puerta enojada.

—¿Que tanto me sigue, acaso cree que escapare volando?

Cerré mis labios al ver la pequeña figura frente a mi.

—Lo siento—Miré al niño asustado ante mi tono de voz—Creí que era tu padre, no quise gritarte

Miró hacia bajo con pena jugando con sus dedos.

—¿No puedes dormir?

Negó con su cabeza.

—Papá—Lo miré sin entenderlo—Quiero ir con mi papá

Supongo que no soy la única que quiere esa bestia cerca para defenderse.

Lo tomé de la mano para llevarlo donde se encontraba su padre. Estaba sentado, la mesa frente a el llena de papeles.

El niño corrió hacia su padre sentándose en su regazo, miró a él  y luego a mi.

—El quería verte

Su pequeña copia se acurrucó en sus brazos hasta estar cómodo. Un escenario que me causó ternura, pues se trataba de un padre y su pequeño, pero igual se me hacía extraño el conocer una parte buena de este hombre, el ama a su hijo y su hijo lo ama, creo que eso no se discute pero igual no puedo evitar preguntarme.

¿Puede este hombre amar a alguien?

Y entiendo al pequeño, esa criatura solo conoce lo bueno de su padre, que es el amor que siempre le ha brindado, pero sé que no conoce todo de él, no conoce su verdadera naturaleza.

—Quiere que vengas—Habla Alexey interrumpiendo mis pensamientos

Veo al niño dar una palmada en el asiento junto a Alexey.
No quise negarme, todos estábamos cansados y todos queríamos dormir. Me senté su lado y el pequeño pudo acomodarse mejor entre los dos, y así quedamos dormidos, todos pegados, acurrucados unos con otros...
Como si fuéramos familia.










Como si fuéramos familia

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Mafia Rusa {editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora