Que resuene en las calles, que murmuren de boca en boca. Que en el infierno y cielo se escuche.
El Boss de la Mafia Rusa tiene una debilidad con nombre y apellido: Mónica Méndes Herrera.
¿Quién diría que el diablo se enamoraría de un Ángel?. Uno a q...
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Mónica
—¿Tocarme?
Sus ojos se aclararon y balbuceó un segundo.
—A los bebés
Lo que por mi mente pasó se desvaneció en segundos. A paso lento me acerqué a él, acarició mi vientre a través de la tela que me cubría.
—El doctor vendrá a verte, solo será un pequeña revisión para confirmar que todo va bien
Sus manos bajaron de mi abdomen hasta mis piernas, el frío que hacía en ese lugar y el tacto de su piel erizaron mi cuerpo.
—Estas temblando
—Hace frío
Me acomodó entre sus piernas y me abrigó con sus brazos, acomodé mi cabeza en su pecho dejándome invadir de su calor.
—Extraño mi hogar
—Este es tu hogar, Mónica
—No, mi hogar está en México con Natasha
Sentí sus brazos apretar al mencionarla.
—¿Esa chica es especial para ti?
Me detuve a pensar si estaba bien contar aquello, pero era un recuerdo que había reprimido dentro de mi y necesitaba a alguien a quien contárselo.
—Tenia veinte años cuando me encontré con Natasha por primera, estaba sola, recuerdo averla llevado a casa, la bañé, peiné, le di de comer, incluso le presté de mi ropa, con el tiempo nos volvimos inseparables.
—¿Qué le pasó? ¿Por qué la encontraste así?
Eso era algo que no me tocaba decir, es parte de su historia y no me corresponde a mi contarla.
—Ella sufrió mucho, lamentablemente le tocó una familia cruel
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Natasha
En sus ojos se reflejaba la furia que no podía desatar en mi. Si le contaba todo corría el riesgo de herir a personas que quiero.
