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Taehyung salió del salón. No supo en qué momento ya se encontraba dentro de su auto, tenía las llaves dentro del cerrojo; pero cuando estaba a punto de ponerlo en marcha no pudo hacerlo… 

La actitud de Jungkook lo había molestado mucho. Quería regresar y decirle a ese chico mal educado que esa no era manera de tratar a una persona; así que volvió. 

Para su mala suerte, el salón ya no se encontraba vacío; varios estudiantes ya estaban ahí. Frunció sus labios. ¿Debería irse? Era lo mejor que podía hacer; pero, no quería marcharse de aquella manera. Tenía mucho por decirle a Jungkook. 

Después de caminar por un rato, terminó sentándose en la cafetería del lugar. Pensaba en lo que iba a decir, las palabras iban y venían al igual que las personas… 

De alguna manera, el tiempo hizo de las suyas; se acercó de manera muy delicada y tomó de la mano aquella molestia, llevándosela lejos, dejándolo en completa calma… Quizás era momento de irse… no había nada que hacer ahí. 

Al encontrarse frente al salón, su corazón resonó en su pecho, ¿por qué quería quedarse? Estaba claro que Jungkook no quería hablar con él; pero, ¿por qué él aún quería hacerlo? 



“—¿Lo conocés?

No realmente; pero quiero hacerlo señor Ryu —dijo casi en un susurro—, quiero conocer a Jungkook. 

Entonces, hazlo. 

—¿Debería hacerlo? 

Cómo la persona que te ama, te diría que no. Pero, sé muy bien que no importa lo que yo diga, no cambiará lo que ya has decidido. Te conozco como la palma de mi mano y sé que la respuesta la has tenido desde el primer día. 

—Nunca podré ocultar algo de usted, ¿no es así? —rio con esfuerzo. En la habitación se formó un pequeño silencio que por alguna razón dolía—... Estaré bien. Lo prometo. 

El señor Ryu suspiró y miró a Taehyung, tenía miedo de lo que estaba por venir. Un alma fragmentada no era fácil de afrontar, las posibilidades de que todo saliera bien eran muy pequeñas; pero debía confiar en su muchacho, él ya no era un pequeño.
 
—No será fácil. Habrán días difíciles en los que todo se complicará

Lo sé. 

—Es posible que no logres salvarlo. —dijo con dolor. 

—Lo sé. —salió en un hilo de voz. 

—Estaré aquí para sostenerte Tae.

Lo sé. —susurró” 



Colocó su espalda contra la pared y se deslizó lentamente hasta llegar al piso. Escuchó la voz de Jungkook; pero no estaba solo, una voz femenina también podía escucharse. 

Taehyung iba a levantarse e ir a algún otro lado, no quería escuchar una conversación privada; pero las palabras de la chica lo hicieron detener. 

—... Es doloroso… tener alas y tener que cortarlas, duele…

Casi como un reflejo tocó su espalda. Él entendía a lo que la chica se refería, no poder ser libre, porque al extender tus alas la realidad te encadenaría y perderías la oportunidad de vivir ¿y todo para qué? 

Pará satisfacer la avaricia y el egoísmo…

Todo por dinero, por poder. El enojo, tristeza y frustración comenzaron a hacerse presentes queriendo cegarle. 

Odiaba sentir que desde el día de su nacimiento estaba condenado a no poder respirar con tranquilidad. Odiaba ser lo que era, odiaba sus alas… La voz de Jungkook volvió a escucharse, evitando que todo lo que estaba sintiendo tomará por completo el control. Prestó atención a cada una de sus palabras. 

Recuerdos de lo efímero y lo eterno | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora