2

177 30 23
                                    

La tarde era particularmente bonita, era inevitable perderse en ella. El cielo se encontraba descubierto de toda nube, desnudo, mostrando su hermoso azul celeste.

Desde la ventana de aquel lugar podía verse como la brisa se movía entre las hojas de los árboles, el viento jugaba con ellas y cuando ganaba su confianza las pequeñas se desprendían; para comenzar un sutil danzar. Sus hermosos ojos oro opaco seguían el pequeño baile; haciendo que las comisuras de sus labios se elevaran levemente, todo en aquella escena le brindaba paz.

—Muy bien Jeon —Jungkook, fue sacado de la paz mental en la que navegaba. Dirigió su mirada hacia la persona que le estaba hablando—... ¿Qué tal te fue con la tarea que te deje? —Su cuerpo se tenso.

Un hombre de expresión serena, lo miraba fijamente, sus luceros eran pequeños en un color avellana, uno de ellos era decorado por un pequeño lunar en la parte superior. Algunos mechones caían levemente sobre su frente y sien, le recordaban a las arboledas en otoño; por su color castaño rojizo. Por un momento había olvidado dónde estaba; seguramente Yongbin había dicho algo importante mientras él se encontraba cautivado por el día. Jungkook dibujó una mueca en su rostro y suspiró.

—Hoseok no cuenta —dijó al percatarse del semblante de Jungkook, lo miró con ojos que parecían juzgar—, sabes que debemos trabajar en tus relaciones interpersonales, ya lo hemos retrasado por mucho tiempo. —Jungkook le ofreció una leve sonrisa.

—Lo sé... Lo hice, salimos con algunos compañeros del trabajo...

Inmediatamente Yongbin puso una expresión de sorpresa. No pudo evitar reír al ver su reacción.

—Podrías sorprenderte menos Hyung.

—Lo siento mucho —replicó—, por tu expresión supuse que no lo habías hecho. ¿Qué tal? ¿Algún nuevo amigo? —Jungkook mostró una expresión de incomodidad.

—No realmente, traté de que fuera lo más casual posible... Lo lamento... No creo merecerlo; siento que aún no soy capaz de aportar algo bueno a los demás.

Yongbin camino hacia su dirección. Colocó su mano sobre su hombro derecho.

—No digas eso, no es así.

—Hyung, no tengo nada para dar. Estoy varado en un mismo lugar... un día mi tiempo se detuvo abruptamente y no he logrado recuperar el paso. Todo a mi alrededor corre y yo me estoy quedando atrás... Dime, ¿qué puede aportar alguien como yo?

—Jeon, entiendo a lo que te refieres; pero, debes saber que el tiempo es relativo. Cada persona avanza a su paso, no estás obligado a correr porque tu entorno te quiere obligar a hacerlo. El avanzar lento, no es algo que deba verse de manera negativa.

»Estás recuperándote. Recuerda, es imposible avanzar con heridas emocionales abiertas, debes dejarlas sanar y esto lleva su tiempo. Esto no quiere decir que no tengas nada que dar, aunque no lo veas, has aportado muchas cosas a otras personas. No seas tan duro contigo mismo, lo estás haciendo muy bien, gracias por intentarlo.

Su nariz comenzó a picar y sus ojos comenzaron a nublarse debido a las lágrimas. No podía evitar sentirse culpable; había olvidado ser cuidados y sus heridas no podían dejar de sangrar.

A pesar del dolor desgarrador que sentía en lo profundo de su ser, por mucho tiempo, pretendió que nada estaba pasando.

La habitación se llenó de sollozos, sus mejillas se empaparon con las gotitas saladas que salían de sus ojos. Yongbin se sentó a su lado y comenzó a dejar pequeñas palmaditas en su espalda.

—¿Hyung voy a lograrlo?

—Sabes, todas las pinturas comienzan en un lienzo que no contiene nada; pero, siempre termina conteniendolo todo... En la búsqueda de la perfección, su creador tomará el tiempo que sea necesario para que su pieza lo sea. Antes de manchar el lienzo prefiere bosquejar en algún cuaderno y cuando está seguro de lo que desea plasmar es que comienza la transformación.

Recuerdos de lo efímero y lo eterno | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora