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Sus ojos miraban fijamente el líquido oscuro de su copa, el contenido era tan amargo como sus pensamientos. Últimamente, era difícil mirar hacia el pasado.  

Apretó entre sus delicadas manos un pequeño suéter de lana. El tiempo continuaba avanzando y los arrepentimientos seguían creciendo. 

Salió de su casa preguntándose qué estaba haciendo. El reflejo de las luces de otros autos chocaban en su ventana. La ciudad parecía animada, cada persona estaba viviendo su historia…

Jiyhe bajó del coche fijando su mirada en la fachada de aquella casa, esa qué se suponía debía ser un hogar; pero, que en realidad nunca lo había sido y nunca lo sería. 

Sus manos buscaron inseguras el cerrojo de la puerta; ella no debía estar ahí. 

El lugar continuaba siendo el mismo; nada había cambiado desde la última vez que estuvo en aquel sitio. Miró una maleta descansando sobre el piso. Él iba a irse…

Continuó su camino. A medida que se adentraba más en la casa una melodía le envolvía. Su sonido acariciaba con suavidad sus oídos; pero, sus notas se incrustaban sin piedad en su corazón…

Miró como los dedos de su hijo se deslizaban con gracias sobre las cuerdas. Cada movimiento era tan sutil y delicado, era un pequeño danzar. Sintió su pecho pesar; todo en aquella pieza desbordaba dolor. 

El acorde final resonó llenando con su sonido el espacio; pero, tan pronto como el lugar se sintió completo, el vacío volvió a ocupar toda su extensión. 

Taehyung elevó su mirada topándose con el rostro de su madre. Su corazón comenzó a golpear con fuerza su pecho, ¿ella realmente estaba ahí?

Los años no parecían pasar por ella; continuaba igual de hermosa.

—Mamá… 

Jiyhe sintió un nudo formarse en su garganta. ¿Acaso ella merecía ser llamada mamá? En todo ese tiempo no había sido una.
 
—Hola cariño. —dijo a penas. 

Taehyung caminó hacia ella y la tomó entre sus brazos. Realmente estaba ahí, no era un sueño más. 

—Mamá, estás mucho más bella de la última vez que te vi —Jihye no sé sentía digna del amor que estaba recibiendo. Taehyung rompió el abrazo y le miró con profundo afecto—. Ven, siéntate —Hizo lo que su hijo le pidió—. ¿Quieres un té? 

Negó. 

—Gracias —Fueron envueltos por un pequeño silencio—... Vas a irte. 

Taehyung bajó su mirada con pesar. Era verdad, por un momento lo había olvidado. Hizo un pequeño sonido como respuesta. 

Ambas miradas se encontraron. Taehyung vio cómo los luceros de su madre comenzaron a llenarse de tristeza. Sonrió lleno de dolor.

—No podemos continuar así; estamos haciéndonos daño. 

Últimamente era difícil mantener sus partes juntas. Durante mucho tiempo trató de aceptar su realidad y lo que conllevaba ser quien era; pero, las últimas semanas su anhelo por una vida diferente lo había golpeado. 

Aquella casa sólo le recordaba todo lo que no tendría y todo lo que había perdido… Esas cuatro paredes se sentían como una jaula. 

—Nunca quisimos lastimarte.
 
—Lo sé, sé que querían protegerme… 

Jiyhe tomó la mano de su hijo para que se sentará frente a ella. 

—Tae, sabes que siempre quisimos una vida diferente; pero, las personas que se encuentran a nuestro alrededor son muy peligrosas. Si llegara a pasarte algo, no podríamos perdonárnoslo…
 
—¿Y si fuera así? —interrumpió a su madre—, ¿sí yo muriera, no habrían preferido estar conmigo hasta el último momento? 

Recuerdos de lo efímero y lo eterno | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora