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El oro estaba fijo en el rostro del Mera. ¿Sería posible encontrar una respuesta a sus dudas? No podía dejar de pensar en las mejillas empapadas de Taehyung y como la melancolía había estado presente desde ese día, no de manera hostil, más bien era como una pequeña respiración… 

Taehyung también sentía dolor, pero lo vivía de manera diferente… Su luz continuaba ahí...  

—¿Qué debería decir? —Yoongi rascó su ceja—... Mamá lo amaba… Al principio me sentía un poco celoso; pero, luego lo entendí. Taehyung era fácil de amar… —Un pequeño silencio se instaló en el lugar; se perdió por un momento en sus recuerdos.

—¿Cómo se conocieron? —La felina mirada se enfocó en los bellos ojos del menor. 

—Fue para mi cumpleaños. Mamá se había hecho cercana a Ari-ssi, la tía de Tae, ella les dijo que podían venir. Él era realmente tímido —Rio pequeñito—; pasó la mayor parte del tiempo pegado a  su tía —Negó con una sonrisa boba—. Era muy tierno. 

Jungkook sonrió tratando de imaginar aquella bonita imagen. 

—¿Cuántos años tenía? 

—Ocho —Yoongi se sentó sobre el sofá—. ¿Quieres verlo? —Elevó su mano. 

Jungkook le miró con un poco de duda. 

—No sé si debería hacerlo Hyung… 

—Son mis recuerdos Koo. Está bien, quiero compartirlos contigo. 

—Aun así, no sé si mi don… 

—Sé que puedes hacerlo. —Yoongi extendió su brazo hacia el menor. 

Jungkook posó con suavidad sus huellas sobre la palma del contrario, calidez comenzó a envolver sus dedos. Cerró sus luceros mientras el aire entraba con lentitud en sus pulmones…

No estaba más junto a Yoongi. Se encontraba parado en medio de un pasillo. Comenzó a caminar por el lugar hasta que sus ojos se encontraron con un pequeño de cabellos desordenados, estaba tratando de ocultarse tras una mujer. Sus hermosos ojos verdes se posaron en él, le miraban con cautela, pero también con curiosidad… 

Ahí estaba, tenía frente a sus ojos una versión de Taehyung qué nunca imaginó ver…

Sin previo aviso la escena cambió, ahora el pequeño corría entre risas, Jungkook sintió su corazón derretir; era simplemente hermoso de ver. 

En un abrir y cerrar de ojos se encontraba en un nuevo lugar. Pequeñas luces titilaban a su alrededor, el verde contrastaba con los pequeños destellos amarillos. Una luciérnaga se posó sobre su mano, Taehyung corrió hacia él, miró al pequeño bicho y luego lo miró a él. Su rostro tenía una hermosa expresión; era como si hubiera descubierto el mayor secreto del universo… 

Los recuerdos iban saltando de uno a otro. En cada memoria lograba ver algo diferente de aquel pequeño y también podía sentir como crecía el profundo afecto qué Yoongi tenía por él. 

De pronto llegó a un nuevo lugar, se sentía desconocido. Un sentimiento de soledad le abrazó; eran las emociones de Yoongi, ¿por qué se sentía así? 

Logró ver a Taehyung, estaba sentado en una gran sala, el espacio parecía volverse infinito, mientras él se volvía pequeño e inalcanzable. ¿Por qué? 

Escenarios diversos se hicieron presentes, Jungkook comenzó a caminar entre ellos. Las escenas qué había visto antes se volvieron a repetir; pero, Taehyung no estaba ahí. 

Comenzó a buscarlo, comenzó a repetir su nombre una y otra vez… 

No estaba más. 

—¡Tae! —Abrió sus ojos de golpe. Yoongi tomó su brazo con suavidad. Jungkook le miró con los ojos cristalizados.  

Recuerdos de lo efímero y lo eterno | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora