Prólogo

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Su pequeña mirada se escapaba entre las hojas; sus bellos luceros estaban fijos en el armonizo andar de una hermosa mujer, estaba buscándole.

—¿Dónde estará mi hermoso ángel? —dijo con un gesto de falsa duda en su rostro.

El menor puso sus pequeñas manos sobre sus labios tratando de no reír; no quería ser descubierto. Las flores comenzaban a ponerse en su contra; había perdido de vista a su madre. Su corazón comenzó a latir con fuerza ¿Dónde estaba?

Unas delicadas manos lo tomaron por la cintura.

—¡Aquí está!

Dejó salir un chillido, dándose la vuelta; se encontró con el rostro de su madre en una mueca divertida. Lo único que pudo hacer fue lanzarse sobre ella haciendo que ambos cayeron sobre el pasto.

Entre risas, fue tomado en sus brazos, sintió como dejaba un camino de besos por todo su rostro, era amado... Sus bellos luceros se detuvieron a ver cada detalle de su madre.

Era hermosa, sus facciones eran perfectas y delicadas, sus ojos tenían un bonito color avellana y sus labios eran un poco abultados de un hermoso color rosa. Pero, ¿por qué eran diferentes? Arrugó el ceño.

—¿Qué sucede Jungkookie?

—Mami, ¿por qué no soy igual que tú?

Su madre le miró con profunda ternura, ofreciéndole una pequeña sonrisa.

Acomodó sus brazos a los costados; como apoyo para levantarse y así poder sentarse. Arulló a su pequeño sobre su regazo y comenzó a pasear sus dedos entre los pequeños mechones plata. Posó sus labios en la pequeña nariz.

—Yo no veo diferencia. Veo dos bonitas orejas por aquí, unas lindas manitas por acá y una barriguita hermosa en este lugar. —La hermosa mujer llevó sus manos hacia la pancita de su hijo haciéndole cosquillas; este rio ante el tacto.

—Ves, yo también las tengo. —Le mostró sus orejas, abdomen y manos.

El peli plata fijó su mirada en las manos de su madre, extendió sus brazos y tomó una de ellas entre sus pequeñas manos. Notó como de su piel emanaba un resplandor mientras que en la de ella no.

—¿Por qué no brillas como las estrellas? —cuestionó el más pequeño.

—Pero, ¿qué dices? Si yo soy muy resplandeciente mi cielo —El menor hizo un pequeño puchero inconforme ante la respuesta de su madre, esta sólo rio ante el mohín del menor—. ¡Está bien! me rindo. ¿Quieres que te cuente una historia?

Su hijo abrió los ojos grandemente y asintió con efusividad, su madre le sonrió. Entre ademanes y cambios de voz inicio a narrar una pequeña historia...

"Se dice que hace mucho tiempo un precioso ser de luz cayó en la tierra por error. Lleno de curiosidad no pudo evitar querer saber más sobre aquel hermoso lugar; se dedicó a explorar, pero luego de algunas horas no podía seguir adelante por el cansancio. Tumbó su cuerpo bajo la sombra de un árbol, quedándose profundamente dormido.

Cuando despertó unos preciosos ojos marrones estaban sobre él... "

—¿Eran como tus ojitos mami? —cuestionó Jungkook. Llena de ternura ella contestó:

—Así es cariño, como los míos. —Su madre continuó.

"Aquellos bonitos ojos le pertenecían a una pequeña cuyos rizos cobrizos, contrastabán con unas hermosas mejillas que parecían haber sido coloreadas por el sol.

Aquella pequeña le ofreció una sonrisa al hermoso ser de luz y extendió su mano hacia él, quien la tomó.

Dejándose guiar por aquella niña llegaron hasta una pequeña ciudad, donde aquel ser, conoció a los seres humanos. Mientras más convivía y aprendía de ellos era cada vez más difícil no caer profundamente enamorado de estos.

Recuerdos de lo efímero y lo eterno | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora