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La brisa fresca de la mañana jugaba sutilmente con los blancos cabellos de Yoongi. Podía sentir cómo la calidez de la cabaña abandonaba su cuerpo a medida que se alejaba de ella.

Tenía sus pensamientos cautivos en la conversación de la noche anterior.

Lo que había sucedido con Jeon Suah lo llenaba de rabia y tristeza. ¿Cómo era posible que la codicia pudiera llegar a tanto?

Mientras Jungkook se despojaba de la culpa que lo abrazaba y dejaba que sus recuerdos corrieran en libertad, comprendió por qué el alma de Jungkook había perdido voluntad.

Odiaba saber que durante tanto tiempo él se había creído un monstruo, creyendo las palabras de Guyun y todo porque, una parte de sí, creía que la muerte de su madre había sido su culpa. Nunca lo sería. Él era una víctima, Suah era una víctima…

Se sentía inquieto sabiendo que la persona que había aprisionado a Suah se encontraba merodeando cerca de la academia. Eso solo podía significar algo muy grave.

Sabía muy poco sobre aquella organización, pero era lo suficiente como para saber que no podía perder tiempo, él debía actuar lo antes posible; para proteger a sus empleados y sus estudiantes. La seguridad de su corporación estaba en sus manos. Algo grande se estaba avecinando, su instinto no podía pasar por alto aquella alerta.

Yoongi acomodó un par de maletas en la cajuela y miró a Hoseok subirse al coche, su expresión estaba llena de tristeza. Ambos llevaban su corazón dividido, sabiendo que dejaban a Jungkook atrás, pero sabían bien que debían volver a Seúl. Había mucho por hacer: pausar nuevas contrataciones, redistribuir el trabajo, aplicar nuevos métodos de seguridad y mantener protegidas a las personas que se encontraban en riesgo…

Sabían que Jungkook iba a estar bien; él estaría en buenas manos…

Sus ojos buscaron a Taehyung, pero terminaron encontrándose con unos hermosos ojos color ámbar sobre él. El frío que se había adherido a él cuando salió de la cabaña desapareció al recordar la calidez del cuerpo de Jimin…

Recordaba sus ojos empapados y lo mucho que le había dolido dejarlo ir en soledad cuando Hoseok apareció en la habitación.

Quería pedirle disculpas y hacerle saber que su presencia también era importante…

Miró cómo Jimin hizo un pequeño asentimiento a manera de despedida. Él repitió la acción, deseando no apartar sus ojos de su hermoso rostro.

Subió a su carro y abrochó su cinturón tratando de comprender por qué Jimin hacia su corazón latía con tanta fuerza.

El ámbar vio cómo el vehículo se perdía a la distancia. Jimin sentía su pecho pesar.

No podía evitar seguir comparándose con Hoseok. A pesar de que Jungkook le había abierto la puerta de su corazón de manera genuina y Yoongi lo había tomado con tanta calidez, no pudo evitar sentir que aquel no era su lugar y que aquel momento no le correspondía a él…

Cuando vio a Hoseok aparecer en la habitación, ese sentimiento lo abrazó aún más fuerte, él estaba usurpando el lugar del Mera. Salió de la habitación, sintiéndose vacío.

Suspiró, sintiendo esa sensación una vez más. Yoongi volvía junto a Hoseok y él… él volvía solo.

Sus emociones eran un caos y lo único que deseaba era llorar, pero debía esperar solo un poco más. dejaría correr sus sentimientos sin restricciones cuando se encontrara en soledad; no quería preocupar a Taehyung, en ese momento Jungkook era su prioridad.

—Chim —Volvió sus fanales hacia Taehyung—, te preparé algo de comer para el camino.

Taehyung extendió un pequeño contenedor hacia su amigo.

Recuerdos de lo efímero y lo eterno | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora