Capítulo 32. Floresilla.

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[NARRACIÓN DE WILL]

Al día siguiente fue el funeral de Chris. Ya me habían dado de alta y estuve a tiempo antes de que fuera enterrado. En cuanto llegué ahí la primera persona que vi era Miriam, estaba llorando desconsolada.

-Hola... Miri-.

-¡Will!- dijo con lágrimas en sus ojos. En cuanto me vio se lazó a mi brazo bueno.

-Llora todo lo que necesites- al parecer mis palabras fueron el otro empujón para que llorara más.

-¿Por qué?¿Por qué él?-.

-No sé, Miriam-.

-No pude despedirme, no pude-.

-Ya, tranquila-.

-Yo si lo quise- se alejó de mi y se secó las lágrimas- Aunque fuera poco tiempo, yo si lo quise demasiado-.

-Desde el principio se notó- la acerqué a mi pecho.

-Te juro que mi mundo dejaría de existir sí también te pasara lo mismo-.

-Yo estoy bien, Miriam-.

-¿Y Diana?- se volvió a separar de mi y me miró con unos ojos que buscaban una buena respuesta.

-Ella... bueno... me duele decirlo-.

-¿Está muy mal?¿Y la bebé?-.

-La bebé está en una incubadora-.

-William, ¿qué pasa con Diana?-.

-Ella...-cerré los ojos para que las lágrimas se retiraran un poco- Está en coma-.

-Dios...-.

-Después del entierro iré a verlas, ¿quieres venir?-.

-No... no aguantaría ver a Diana así, ya no puedo-.

Después de que dijo eso ya no quise insistirle, tenía razón, muchas cosas malas han pasado.

Veinte minutos después había llegado la hora de que enterraran el cuerpo de Chris. Unas cuantas personas nos acercamos para darle un último adiós antes de que cerraran el ataúd. Fue raro pero mientras veía a Chris, sentí un vacío, en algún momento tuvimos nuestras indiferencias pero teníamos una gran conexión: Diana.

Después de haber acabado el funeral me fui directo al hospital para ver a Diana y a la bebé. Aún me es difícil conducir despacio y con una mano al volante.

Al entrar ahí me dirigí a la habitación de Diana. Otra vez sentía el alma partida, ahí estaba la persona que más quería en la linea que dividía a la vida con la muerte. Diana seguía fría y sin progreso alguno. Decidí irme de ahí para ir con la bebé.

Al ver a la bebé en la incubadora todo empezó a mejorar. Mientras contemplaba a la bebé llegó la enfermera de ojos azules que me había atendido durante mi estadía.

-Es de las bebés más lindas que he visto, ¿es tu hija?-.

-Mitad mía-.

-¿Quieres cargarla?- giré a la enfermera estupefacto, con los ojos abiertos de la impresión.

-¡Si!- medité unos segundos- Pero tengo el brazo roto-.

-Bueno, yo la cargo y tu la ves de cerca-.

Sin chistar seguí a la enfermera. Mi corazón latía más y más cada que nos acercábamos a el lugar donde están los bebés.

Entramos ahí, la enfermera se acercó a la floresilla y la tomó delicadamente. Cuando la vi de cerca todo se detuvo, acaricie su pequeña mejilla y sentí una pequeña descarga eléctrica. Era hermosa esa bebé.

-Es bellísima-.

-Se parece a Diana- dije con un nudo en la garganta- Ojalá ella estuviera bien-.

-Ella despertará, lo sé- le sonreí.

-Hola floresilla- me dirigí a la bebé- Eres la bebé más bella que he visto, cuando seas más grande serás igual de hermosa que tu madre-.

-Así será-.

-¿Cuándo puedo registrarla?-.

-¿Qué? ¡Aún no tienes edad!-.

-Tengo dieciocho-.

-Pues... supongo que ya-.

La enfermera dejó a la bebé en su incubadora y nos dirigimos a la oficina de registros del hospital.

-Okay, ya está tu nombre, el de la mamá... ¿Cómo a llamará la bebé?-.

-Scarleth... Si, se llamará Scarleth-.

-Está bien-.

Ella siguió llenando formatos en la computadora. Scarleth es el nombre que a Diana le gustaría para su bebé, recuerdo que ella me había dicho hace poco.

Después de un rato la enfermera me dio una carpeta con un montón de hojas a firmar para hacer oficial todo.

-Ahora si, toda tuya-.

Sonreí, tomé los paneles y fui otra vez con Diana. Prácticamente iba corriendo, Diana tenía que saber sobre la bebé. Llegué con el corazón en la garganta y me senté en la silla junto a la cama de Diana.

-Oye... ¿qué crees?- tomé su mano izquierda- Registré a la bebé y se llama Scarleth, así como ti querías- me quedé en silencio un momento- Y también quería decirte que hoy fue el entierro de Chris... y ahí estaba Miriam- otra vez me quedé en silencio, esperaba una respuesta- Diana, se que escuchas, se que despertarás y todo será mejor. Tienes que despertar para ver crecer a Scarleth, Chris no pudo pero tu si puedes hacerlo... ¡Despierta!-.

No hubo ninguna reacción, movimiento o ruido. Suspire, le di un beso en la frente y salí de ahí para ver para ver por última vez en el día a Scarleth.

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