Después de un día excepcional, de risas, abrazos y palabras llenas de amor ya había llegado la hora de irse, tenia que estar en casa antes de las 7, eran las 6:20, son 20 minutos de camino, llegaríamos barridos a mi casa.
-Diana- me detuvo antes de subir a la motocicleta.
-¿Que pasa Will?- respondí preocupada, si tono de voz me desconcertó.
-No quiero que mañana en la escuela seas diferente conmigo- no entendí su comentario.
-¿A que te refieres?-.
-Mañana te darás cuenta de lo que hablo- seguía sin entender pero dejó de preocuparme al ver su sonrisa- anda sube, se nos hace tarde-.
Subí a la motocicleta, me puse el casco, lo abrase tan fuerte como pude para no caer, el se empezó a reir.
-¿Estas lista?-.
-Sí, bueno no, aún me da miedo ir en motocicleta-.
Sólo empezó a conducir a toda velocidad en la carretera, veía como las hojas caídas de los arboles volaban al compás del viento, como las nubes cambiaban de color según la posición del sol.
Por fin llegamos a la civilización, de ahí en adelante llegamos pronto a mi casa.
-Hicimos buen tiempo, son las 6:43- bajé lentamente de la moto.
-Si, manejabas como loco-.
-Así esto- se bajó de la motocicleta, se quitó el casco y lo dejó en el manubrio, se acercó a mi y me besó- me tengo que ir-.
-Se hace tarde- lo abrase- Will, te quiero-.
-Yo más-.
Sonrió, subió a la moto, se puso su casco y arrancó, solo veía como se iba, cuando dejé de verlo llegó mi mamá.
-Cariño ¿por que estas afuera?¿que pasó?- me dijo asustada.
-Escuche algo extraño y salí para ver que era, no había nada- no podía decirle de Will.
-Está bien, vamos a a pedir comida china-.
-Está bien mamá-.
Se hizo de noche, eran las 9 y yo me estaba cayendo del sueño, no quise complicarme la vida y simplemente fui a mi cuarto, fue toda una tortura subir las escaleras y ponerme la pijama pero finalmente lo logré. Me acosté en mi cama, cerré mis ojos y se me vino a la mente lo que había pasado el día de hoy. Perfecto.
A la mañana siguiente me levanté cinco minutos después de la alarma, me empecé a arreglar con una flojera impresionante, cuando me estaba cepillando el cabello vi mi celular y faltaban 15 minutos para la hora de entrada y fue lo que me despertó, tomé mí mochila, bajé las escaleras lo mas rápido que pude, tomé las llaves de mi auto, demomios ya iba tarde.
Llegué a la escuela, bajé del auto, corri a toda velocidad y me estampe con alguien.
-Perdoname enserio, iba tan rápido que no pude frenar y...- se dio la media vuelta- ahh eres tú Chris, pero aún así perdón-.
-¿Estas bien?- me tocó la frente con su mano-¿estas enferma?¿te vas a morir? Tú nunca de los nunca llegas a esta hora-.
-¡Oye! Si estoy bien, no estoy enferma, no me voy a morir, me levanté tarde y ya, no es nada del otro mundo-.
-Si hablamos de ti si y quiero culpar al señor William Fletcher-.
-Pues...- ahí va el timbre de cada mañana- es viernes Chris, salgo temprano ¿quieres venir a mi casa cuando salgas?-.
-Si okay, ya vete corre-.
No corrí, me sentía en la nubes, en otro planeta, solamente caminé a la clase de matemáticas.
Por alguna razón el maestro de esta asignatura hace que odie las matemáticas, no se si es su forma de ser, de hablar o que su cabello es azul. Es tan pequeño que si yo quisiera lo aplastaria.
-Jovenes les voy a poner esta pequeña prueba para ver si están aprendiendo como se debe, posiblemente no puedan resolverlo todos son una bola de vagabundos y los odio- él sólo entregaba los exámenes y yo me moría de la risa pero cuando se acercó a mí me puse sería.
Al ver el examen se me hizo tan fácil que en menos de 15 minutos lo resolví, me levanté y se lo llevé al escritorio.
-¿Ya? Le voy a revisar en este momento, le apuesto a que está todo mal-.
-Cómo quiera profesor- sólo lo veía y no quitaba mi sonrisa.
-No sé como le hizo pero sacó 10-.
-Gracias ¿me puedo ir?- acertó con su cabeza e inmediatamente me fui.
Salí y el pasillo estaba sólo, era de las pocas veces que estaba tan silencioso, y como no había nadie me fui a la cafetería.
Llegué y había pocas personas, aproveche y me senté en el sofá que está ahi para ver la televisión.
-¿Qué haces aquí?- busqué por todas partes hasta que sentí que alguien se sentó a un lado mio.
-¡Will!- lo abrase.
-¿Por que estás afuera de clases?- me dijo desconcertado.
-El profesor me dejó salir-.
-Pensé que te habías saltado una clase-.
-Ni en sueños, pero la pregunta aquí es ¿que haces tú afuera de clases?- lo miré seriamente.
-Porque la maestra de Historia no vino y tenemos la hora libre-.
Durante 15 minutos sólo platicamos de problemas que teniamos en la escuela, más bien los problemas que él tenía hasta que dijo algo que enserio me impresionó.
-Diana, ¿porqué cuando te dije te amo no dijiste nada?- lo dijo serio, jamás lo había visto así.
-Pues no sabía que decir, perdón- bajé la cabeza.
-Oye- me levantó la mirada y me vio fijamente- yo te amo y te lo voy a repetir hasta que me canse, pero yo necesito saber lo que tú sientes-.
-Will...yo...bueno... esto es difícil para mi- se me congeló el cuerpo.
-Me será suficiente-.
-Te diré pero aquí no-.
Nos levantamos y nos dirigimos al jardín.
-Diana dime- sabía que era la hora de decirle todo.
-Will...- se acercó a mi y me besó, lo abracé y le dije al oído todo en dos palabras- te amo.