05 | DRAGONES

1.8K 247 30
                                    

¡Oh el Gran Caballero de las Siete Armas!

Hafsa no mentía cuando decía que cualquier dama de la Corte estaría más que encantada de desposarlo.

Era joven, apuesto y gentil. Tenía un origen humilde. Era hijo de una costurera que vivía en Nuevo Jardín y un comerciante que pocas veces veía. Había crecido admirando la figura del Gran Sir Toshinori Yagi, o popularmente conocido como el caballero All Might, quien actualmente servía como Lord Mano de tu padre. 

Había amasado una fortuna y una serie de logros desde los dieciséis años hasta ahora. Su reconocimiento era tan brillante como el mismo sol.

Creo que los Nueve Reinos esperaban que alguien de su clase llegará incluso a ser yerno de la nación.

— Pensé que estaba informada — murmuró Izuku con las cejas fruncidas.

— Aunque no lo crea, soy la última persona en enterarme de mis compromisos — hablaste con desdén —. Quizás sea por mi fama.

— No lo considero un problema — debatió Midoriya. Parecía que su humor había decaído. Se levantó de la mesa y le ordenó a Rody que también lo hiciera.

— ¿Ya se va? — preguntó Hafsa son una mueca de tristeza.

— Tengo algunos pendientes, majestad — explicó Izuku con gentileza —. Agradezco enormemente su invitación, pero creo que mi presencia sobra.

Te dio una mirada rápida antes de proseguir.

— Espero se repita en alguna otra ocasión — sonrío con dulzura y Hafsa se derritió —. Princesa (Nombre) espero que mi obsequio satisfaga sus expectativas. Con permiso.

Sir Izuku Midoriya y Sir Rody se marcharon por dónde ambos vinieron, desapareciendo por las plantas del jardín.

— Bueno, eso no terminó como yo esperaba — comentó Hafsa con una sonrisa nerviosa.

— Está claro que no — bufaste.

— ¡A este paso te quedarás sola y solterona!

— Mucho mejor para mí. Además no es oficial ¿no?

— Padre solo mencionó que era un buen prospecto, pero Sir Izuku Midoriya está más que encantado de tenerte como esposa.

— ¿Y solo porque a él le complace tenerme como esposa, debo aceptar?

— Hermana, piensa que un esposo te acompañará toda la vida y te dará hijos, ¿no quieres tener tu propia familia?

— ¿Sabes lo que quiero?

Hafsa negó con la cabeza como un cachorro asustado.

— Ese trono en donde esta padre sentado — exigiste — Me pertenece. No a Kadir, ni al hombre que sea mi esposo. Es mío. Es mi trono.

Fue tu último comentario antes de abandonar el jardín, siendo seguida por Sir Shinso que corrió detrás de ti mientras pisoteabas con fuerza por los pasillos del castillo hasta que llegaste a tu habitación. Paget estaba dentro, cosiendo uno de tus vestidos favoritos y se sorprendió por verte de mal humor.

Shinso pidió permiso para entrar a tu cuarto, luego cerró la puerta detrás de él.

— Es increíble como toda la familia hace un complot en mi contra.

Paget miró a Sir Shinso, quien sólo se encogió de hombros.

— ¡Juro que al próximo hombre que se atreva a hablarme de matrimonio, le haré la vida imposible! — exclamaste con furia.

Paget te dio unas palmaditas en la espalda para que te tranquilizaras un poco. Luego te llevó a tu cama y comenzó a darte un masaje.

Por otro lado, recóndito y desolado de lo que se puede imaginar, avanzando desde el cielo azul y las nubes blancas que pasan sobre él, descendiendo por el gran peñasco de la roca más grande de los Nueve Reinos. El Montedragón, que está hecho de piedra roja y negra se levantaba, inconfundible desde las raíces de la tierra danzante del fuego.

La querida del dragón; Katsuki BakugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora