La teoría de Shinso había sido acertada. Ahora le debías un joyero nuevo. Te acariciaste la sien con tu dedo mientras armabas un pequeño plan.
— Hazme un informe de esto y déjalo en mi habitación, ya sabes dónde — le ordenaste. Sir Rody asintió, pero no se fue.
— ¿Hay algo más?
— La reina me ha pedido que venga conmigo — murmuró. — Lady Mitsuki ha llegado desde Roca Dragón.
Te quedaste helada en tu sitio. A penas era sábado de la segunda semana y los preparativos de la boda estaban más que listos. La ceremonia sería en el Gran Templo de Andras, la máxima casa religiosa de los Nueve Reinos. Era demasiado decir que las invitaciones de la boda fueron esparcidas por todo cielo y mar en menos de un día y que todos los lords de bajo y alto rango asistirían.
El banquete era una mezcla entre la cultura de Victoria del Rey y platillos rordienses. Los adornos y las decoraciones mantenían esa elegancia de tu cultura, aunque tenían detalles de Roca Dragón, como por ejemplo los adornos florales contenían ajenjos amarillos, una flor que solo crece en el Bosque Rojo.
Sin agregar que también tendrías una boda en Roca Dragón al estilo tradicional a petición de tu futura suegra. Esto es más para hacer oficial el matrimonio en ambas culturas, aunque claro la festejada en Victoria del Rey era la más importante.
No estabas disgustada por tener que ver todo eso y dar tu permiso, al contrario te llenaba de alegría porque después de mucho tiempo, tenías la oportunidad de decidir sobre tu boda.
Lo que te estaba molestando era lo que conllevaba eso.
— Le dije a la modista que le colocará algunos accesorios dorados para que adornen el vestido y también fue idea mía ponerle el cuero en el corsé.
Estabas sobre una plataforma, con el vestido de novia ceñido sobre tu figura. Estaba hecho de seda blanca con un peplo de la misma tela y bordes dorados que descendían por toda la falda.
El corsé estaba hecho de cuero. Cuero de piel de dragón. Era de color fucsia y podías sentir las escamas cuando tu piel rozaba la accesorio. Sobre el escote, era en forma de corazón con bordes dorados y tirantes en forma ovalada de tela blanca que se ceñían alrededor de tus brazos. Sin contar los guantes de tul blanco y los adornos dorados adicionales (un cinturón en forma de escamas que las puntas iban hacia abajo, unas hombreras de oro y collares de oro con dientes rosados de dragón con piedras preciosas).
— Está preciosa — comentó Hafsa, con un brillo enternecedor de alegría en sus ojos. Sonreíste ante su comentario.
— Sin duda alguna — mencionó una costurera.
— ¿A usted le gusta? — te preguntó Lady Mituski, mirándote a los ojos. A decir verdad, sólo habías intercambiado unas cuantas palabras con tu suegra, pero por el momento podías deducir que era una mujer agradable y que su hijo era su misma imagen solo que varón.
— Me encanta.
Le diste una sonrisa cálida y Lady Mitsuki se sinto complacida. Te miraste por última vez en el reflejo del espejo de en medio. Sin duda alguna, la modista había hecho un grandioso trabajo.
"Espero que él sepa apreciarlo..." pensaste y la imagen del príncipe de los dragones apareció en tu cabeza, pero rápidamente te deshiciste de la idea.
Las damas se apresuraron en quitarte el vestido con sumo cuidado, sin estropear ningún centímetro de tela. Te colocaron nuevamente tu vestido verde esmeralda y te recogieron el cabello en una trenza en cascada. Una vez estuviste lista, estabas dispuesta a abandonar la sala.
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La querida del dragón; Katsuki Bakugo
Fanfiction➤ ❝ Después de cuatro matrimonios fallidos, la princesa imperial regresa triunfante a su hogar, resignada a vivir en soledad y esperando la inminente muerte de su hermano para subir al trono. Sin embargo, sus planes se ven arruinados cuando el magní...