34. No puede ser🖋️

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Narra Leandro

Estoy almorzando junto con Roque en el restaurante del hotel, Roque ha insistido en  que coma algo, la verdad es que no he tenido apetito estos días, no puedo comer tranquilo cuando no sé si Jeysi ha comido si está bien o si le han hecho daño.

Cuando casi terminamos, suena mi teléfono.

Llamada.

— Si, quién habla — respondo.

— Leandro voy llegando al hotel, ¿dónde estás? Tenemos que hablar — escuchó a Felipe muy exaltado.

— Estoy en el restaurante, pero ya terminamos ¿donde te espero?

— En tu habitación — no dice nada más solo cuelga la llamada.

Roque me ve y espera que yo le diga que está pasando.

— Llamo Felipe, quiere hablar conmigo, vamos a la habitación, él ya está cerca — nos levantamos y vamos a pagar la cuenta para subir inmediatamente a la habitación.

En menos de cinco minutos llega Felipe.

— Tengo noticias.
Nuestro infiltrado nos confirmó la estadía de Jeysi en la casa de Will — suspira y veo preocupación en su mirada —
Nos informó que la tomó como una concubina más, que está bien, físicamente, nos dio la dirección de su casa.

— ¡Qué!. No puede ser — no me quiero imaginar que le ha puesto sus manos encima.

— Y que esperamos, tenemos que ir por ella — dice Roque.

— No podemos ir en este momento, tenemos que organizar un plan.

— Felipe no podemos esperar, no quiero ni imaginar lo que ese hombre le ha hecho en todos estos días — le digo mientras mi imaginación vuela y me carcome la rabia.

— La policía está ideando un plan, lo más probable es que mañana se proceda pero tienes que estar tranquilo, si no, no te podré llevar. Entidades.

Luego de la explicación de Felipe nos trasladamos a la comisaría, me he mantenido en silencio para que se me permita estar presente.
El plan se ve bien, a la una de la tarde ellos hacen sus cambios de guardia, a esa hora nos infiltramos ya tenemos un mapa de su propiedad, está casi todo listo.
Se supone que Roque y yo debemos esperar en la salida de la propiedad a que ellos entren y salgan.

Pero todos los planes cambian cuando a eso de las nueve de la noche es recibido un mensaje del infiltrado informando que los están atacando, el general a cargo de la misión decide adelantar el ataque e ir en este momento.

Una vez con chalecos antibalas y con las armas salimos a la propiedad de Will, yo no voy armando porque según me tengo que quedar en el auto esperando, pero mis intenciones no es quedarme de brazos cruzados.

Narra Jeysi

Cuando llegó a la habitación de Angie consigo la puerta entreabierta y escuchó un llanto, ¿qué le pasó a Angie? Me pregunto. Ella estaba bien temprano, me acerco lentamente y me asomo por la rendija que hay entre el marco y la puerta.

Pero lo que veo me deja de piedra, un hombre muy grande está frente a  Angie y ella está en el piso con su mano en su mejilla derecha, llorando y de su boca sale un hilo de sangre.

Me retiro de la puerta y pienso.
<< Tengo que hacer algo >>

Miró a mi alrededor pero los hombres de Will se retiraron, no había nadie cerca, en ese momento recuerdo que en la habitación del bebé hay de todo tipo de juguetes de niño y entre todo lo que tiene hay un bate de béisbol.

Corro a la habitación, abro la puerta lo más silenciosamente y busco el bate de béisbol, lo tomo en mis manos y lo balanceó, un buen arma.
Salgo de la habitación y regresó a la de Angie, me paro en la puerta y respiro para calmarme, luego escucho.

— Ese bastardo no nacerá perra — escuchó el grito del hombre y es mi señal para entrar antes que él la lastime.

— No Jhun, por favor, es tu hijo. Yo lo quiero — escuchó las súplicas de Angie.

— No mientas perra — y plas suena otro golpe muy fuerte y escucho a Angie gritar entre llantos de dolor.

No puedo esperar más.
Tengo que ser valiente por Angie y por su bebé.
Tomó con fuerza el bate y entró en la habitación directamente a donde está el hombre.

Al entrar veo a Angie en el piso y a el hombre apunto de pegarle en la barriga, no sé cómo, pero cuando me di cuenta le había golpeado en la nuca al hombre, él cayó al piso pero no sé desmayó. El me vio y dijo: zorra me la pagarás, cuando lo vi de frente me di cuenta que era el hombre de la cicatriz el hombre que me secuestro para José.
La rabia creció en mi interior y le lance más golpes con el bate antes que se levantará del piso. Con cada golpe mi rabia crecía y la fuerza también. Me ciegue por completo y cuando reaccione Jhun estaba en el piso en posición fetal gritando que pare con sus últimas fuerzas.
Deje de golpearlo y solté el bate con terror al ver lo que yo había hecho, vi un charco de sangre a su alrededor, mis manos temblaban y sin darme cuenta lloraba.

Pero algo me despertó de mi letargo.

— ¡Haaa!, me duele, mi bebé — Angie se quejaba con sus manos en su vientre y lloraba.

Me acerqué a ella y vi que entre sus piernas había sangre, ella lloraba y se tocaba el vientre bajo.
Corro a la silla de la esquina, tomó el bolso con sus cosas de maternidad y me agachó a su lado.

— Angie, nena, — le digo mientras acunó su rostro entre mis manos — Hoy vas a dar a luz a tu bebé, el golpe adelantó el parto.
Yo no lo puedo recibirlo no soy doctora, así que tenemos que ir a un hospital, sé que te duele pero necesito que me ayudes a levantarte del piso, para luego ir a tomar un auto, para llevarte a un hospital — todo lo dije tan rápido que pensé que Angie no me entendería, pero para mí sorpresa se aferró de mi cuello y con esfuerzo se levantó.

— Vamos a recibir a mi bebé — dijo entre lágrimas mientras caminaba aún apoyada en mí.

<< Valla es una niña muy fuerte >> pienso con alegría

Caminamos, ella me guío por unas puertas y pasillos que yo no conocía, los disparos y gritos se oían desde la parte delantera de la propiedad, luego llegamos a la cocina y al doblar una esquina veo una puerta.
Angie me dijo que es la salida del personal de limpieza.
Abro la puerta lentamente y veo a hombres correr de un lado a otro, es un caos afuera, caminamos por el lado donde hay muchos arbustos para ocultarnos, veo una reja a pocos metros.

— Por hay, tenemos, HAA, que ir por el auto — dice Angie señalando la reja y aguantando el dolor de las contracciones.

— Está bien Angie, tranquila, ya casi llegamos, en unas horas tendrás a tu bebé en tus manos — caminamos con dificultad pues las contracciones han ido en aumento muy rápidamente.

Pero cuando ya falta poco para pasar la reja, alguien me toma por el brazo y me jala haciéndome caer.

<< No puede ser >>










𝕄𝕚̀ 𝕊𝕖𝕘𝕦𝕟𝕕𝕒 𝕆𝕡𝕠𝕣𝕥𝕦𝕟𝕚𝕕𝕒𝕕💘  (Culminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora