🍁• մղƘղօաղ ϲɾҽɑԵմɾҽ

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No se asusten. Soy io, Evie :3
Pero estrenando nombre B)

Lamento no haber actualizado, en serio. Pero no saben la cantidad de problemas que tengo aquí.
En fin, continuemos... (Espero que la narración se entienda).

Me alegra haber vuelto aunque sea para este cap ❤️ (no crean que no veo sus comentarios y votos. Os amo)

° • ° • ° • ° • ° • °


La cadena apretó con fuerza el pie de Lloyd y lo hizo desequilibrarse. Puso la poca fuerza que le quedaba en sus alas y apretó los puños para no torcerse de dolor. Aquella cadena... era especial. Lloyd sentía que le arrancaba la energía, que dejaba sin fuerzas su cuerpo.

De alguna manera, sabía que aquellos rasguños en su brazo eran los principales causantes de su dolor.

Los Oni eran los enemigos de los dragones. Lloyd era un mestizo, pero ahora mismo lo que predominaba en él era su lado dragón: el que reflejaba la luz, aunque ésta estuviera cegada por la oscuridad de los Oni. Haber penetrado su piel tan profundamente como para causarle aquella hemorragia no sólo causaba la pérdida de su sangre. Cada escama, cada esencia de un Oni era veneno para un dragón. Sus heridas mezcladas con aquel objeto... era veneno para Lloyd.

Lloyd estaba muriendo.

El niño se armó de valor y dio varias vueltas alrededor del Oni, sin soltar el extremo de la cadena que lo mantenía preso, para inmovilizar al Oni con su propia cadena. Sabía que no le causaría el menor efecto, pero al menos éste dejaría de moverse. Además, era lo único que se le venía a la mente: la sola presencia del Oni abrumaba cada pensamiento suyo.

El Oni lanzó un gruñido.
Lloyd se detuvo, repentinamente agotado, volando a unos metros de él, con el pie nuevamente adolorido. Sus alas se batían cada vez con más lentitud, y su vista cada vez era más borrosa.

Lloyd sacudió la cabeza para apartar la niebla de sus ojos. Miró hacia el vehículo.
Kai ya estaba dentro.
Aún no recordaba cada aspecto suyo. Sabía, aun así, que en un solo día había demostrado su valor: había demostrado que Kai Smith era alguien en quién confiar. Y, por ende, alguien a quién proteger... como él había hecho antes.

Lloyd agarró la cadena con ambas manos, pensando en algo repentino como una llave secreta: los Oni eran la debilidad de los dragones; asimismo, los dragones eran la debilidad de los Oni. Tal vez anularía así parte de su poder y la cadena se disolvería o algo parecido.

No sucedió lo que esperaba.
Apartó ambas manos de las cadenas. Su piel estaba marcada de un brillante color púrpura, que le ardía como ácido. Lloyd sacudió sus manos, pero el efecto no se quitaba.

Su sangre goteaba de su manga. Brotaba de los tres grandes cortes que el Oni le había hecho. Y a Lloyd se le ocurrió una idea.

Con cuidado puso su mano debajo del brazo la herida, cuidando de no tocar nada al estuviera contaminado con la esencia del Oni. Tres gotas, una tras otra, cayeron en su palma: el líquido dorado y sagrado sólo propio de los dragones, su sangre.

Entonces lo volvió a intentar. Lloyd juntó sus manos y las frotó con el líquido: al instante se curaron las heridas de la zona, pero la sangre se había absorbido por sus poros.

Lo hizo de nuevo. Esta vez, como no había nada para curar, se mantuvo intacta en sus manos.

Repentinamente, el Oni tiró de las cadenas con su propio cuerpo, utilizando el amarre del niño, y Lloyd fue arrastrado hacia él. El niño puso resistencia: agarró la cadena por ambas manos y tiró de ella hacia atrás, con las alas levantadas y rígidas, buscando hacer un contrapeso.

El Oni lanzó una risotada. A Lloyd se le heló la sangre con aquel estridente sonido. Sus oídos zumbaron y sintió como si una banda fuerte le presionara las sienes. Estaba demasiado aturdido como para siquiera poder taparse los oídos.

La cadena bajo sus manos se disolvió y de ella sólo quedó rastro alrededor de su pie: la conexión entre Lloyd y el Oni se había roto. Pedazos de piedra púrpura seguían pegados al tobillo de Lloyd, pero el amarre ya no le cortaba la circulación.

Lloyd sacudió la cabeza de nuevo. Se miró las manos y su sangre ya no estaba. Ésta había disuelto la cadena. ¡Su sangre era la debilidad de los Oni!

El monstruo aún luchaba por zafarse del amarre con su propia cadena. Se retorcía y maldecía en su lengua: palabras que Lloyd entendía y jamás olvidaría.

Sus pupilas se dilataban con el sonido. Lloyd tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para acordarse de lo que tenía que hacer. La cadena ya no lo sujetaba, sólo al Oni, pero él no tardaría mucho en librarse del amarre. Lloyd, por otro lado, sentía las alas como hierro y el cuerpo como un costal de arena. ¿Jamás has sentido eso? Bueno, no te lo recomendaría, en especial cuando un monstruo quería tu sangre.

Lloyd sacudió la cabeza una vez más, pero la niebla no despareció de sus ojos. Eso fue lo último que vio antes de sentir el golpe de su cuerpo contra el suelo. Lo que oyó después sólo fueron voces de Oni mezcladas con la de sus amigos... O de sus ex-amigos.

Lloyd vivía sin recuerdos y en un cuerpo completamente desconocido para él.

🖤 ° Nɪɴᴊᴀɢᴏ | Oɴɪ ʏ Dʀᴀɢᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora