🍁• íԵ'Տ ղօԵ վօմ...

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Dios, casi lloro con esto...
Por favor, lee escuchando la música de arriba. Velo como lo vi yo :'u

° • ° • ° • ° • ° • °


Vale, que muchos sueños son realistas. Pero el que tuve esa noche no se comparaba con ninguno que antes había tenido.

La madera del monasterio crujía debajo de mis pies. Di unos pasos hacia adelante. Mi cuerpo había cambiado de nuevo. Ya no tenía aquellas increíbles alas o la piel llena de escamas ásperas. Me sentía... más ligero.

Hacía frío. El aire helado llenaba el pasillo. Si alguna vez pensaste que en los sueños no sientes, aquí se desmentía. Lo que más llenaba mi atención era el increíble vacío que sentía en mi interior... al ver el monasterio de aquella manera.

No había fotos. La madera estaba rota y el techo agrietado. La pintura de las paredes se desprendía y sus pedazos caían al suelo que quedaba.

Kai estaba frente a la puerta de mi cuarto. De ella se desprendía una luz. Miré hacia adentro, acercándome hacia Kai, pero sin mirar su rostro. Mi cuarto estaba intacto, como si el tiempo en él no hubiera pasado. La luz provenía de la luna que penetraba la ventana.

Reparé entonces en lo que Kai llevaba en su mano. Era una foto de todos nosotros, todo el equipo reunido. Casi no se distinguían sus caras. Kai miraba hacia adentro de la habitación. Su rostro también era borroso, como en una película de terror. Sólo podía sentir, de alguna manera, su tristeza. El suelo bajo sus pies estaba ligeramente mojado. Kai estaba llorando.

Traté de hablarle, pero mi voz no salió de mi boca.

—Hola, Lloyd —dijo Kai. Creí por un momento que me hablaba a mí, pero no era así. Le hablaba a la habitación vacía, con todas mis cosas ordenadas como nunca había visto—. Te extraño —murmuró.

—Sigo aquí —mi voz se quebró.

—No es lo mismo —distinguí la amargura en las palancas como nunca lo había escuchado.

—Lo siento... —susurré y bajé la mirada—. Todo es mi culpa. Si supiera encontrar la manera de volver... Yo... Lo siento. No puedo hacerlo. N-no puedo volver.

—Encuentra la forma —habló entre dientes, con furia y dolor—. Este no eres tú.

Kai se adentró a la habitación y tomó unos libros.

—Si fueras tú, no tendrías esto aquí.

Él lanzó los libros al suelo. La imagen parpadeó y entonces entendí que los libros simbolizaban mis alas. Sentí un dolor en mi espalda y retrocedí.

—N-no. ¡Déjalo allí!

—Y esto... —se dirigió a mi cama y destendió las sábanas. Era mi carácter cambiante: Oni y dragón—. Jamás estaría tendida.

—¡No, déjame! —grité, sintiendo el dolor ahora en mi pecho—. ¡Así soy yo!

—¡¡No!! ¡¡No eres tú!!

Kai dio un golpe a la cama y se arrodilló junto a ella. Puso sus manos en el borde y comenzó a llorar.

Traté de entrar, pero no podía. Algo me lo impedía. No podía hacer nada... No podía evitar que todo esto pasara.

Kai tenía razón. No era yo. Ni Oni ni dragón... No era yo. Pero no podía escapar.

—¡Lo siento! ¿Escuchaste? ¡¡Lo siento!! —las lágrimas comenzaron ahora a inundar mis ojos.

Kai no hizo nada. Su llanto cesó y murmuró algo que antes no habría sido audible. Pero el sueño me lo dijo al oído:

—Ya no importa.

Como si hubiese dicho... «Ya no importas.»
Podría ser verdad. Quizá no valía la pena todo el sufrimiento después de tanto. Quizá no valía la pena luchar más.

🖤 ° Nɪɴᴊᴀɢᴏ | Oɴɪ ʏ Dʀᴀɢᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora