🍁• ժҽՏϲҽղժҽղϲíɑ

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Lloyd disfrutaba el vuelo, definitivamente. Sonría de oreja a oreja. Se sentía increíblemente libre. Disfrutaba el silencio; el aire que le golpeaba en los oídos no parecía molestarle en lo absoluto. Tampoco tenía en cuenta la velocidad que llevaba. El viento le golpeaba la cara, con manchas negras en las mejillas, como si tuviera escamas salpicadas, y le removía el cabello, casi cambiado por completo de color: ahora era casi blanco, con salpicaduras de gris en algunos mechones. Sus ojos brillaban con un color morado peligroso sobre el color verde reluciente de siempre.

Lloyd no parecía percatarse de su cambiado aspecto. Estaba demasiado absorto en lo libre que se sentía, subiendo y bajando en picada por arriba de las nubes, extendiendo y batiendo sus alas negras con gran agilidad, y maniobrando con, sí, la nueva cola que poseía.

Un sonido de una voz entrecortada lo sacó de sus pensamientos. Lloyd paró en seco y se quedó suspendido en el aire unos segundos, hasta que volvió a sonar. Descubrió con sorpresa que la conocía. Su nombre... su nombre era Zane. ¿Era un conocido? ¿Por qué conocía su nombre? ¿Por qué le costaba tanto recordarlo si le parecían que era importante?

La voz procedía de su manga izquierda. Rebuscó entre su ropa hasta encontrar un aparato pequeño, casi del tamaño de la huella de su dedo índice, manchadas también de negro. Relucía con un color azul, y parpadeaba a cada palabra que Zane decía desde algún otro lugar.

Curioso por saber lo que significaba, Lloyd bajó un poco la altura, hasta ver el pico de un edificio. Miró hacia los lados, buscando a alguien que lo pudiera ver. Luego de sentirse seguro, se paró en lo alto de una antena, manteniendo el equilibrio en poco espacio, y comenzó a tratar de escuchar a Zane.

Al principio seguía igual que antes. Después su voz se fue aclarando, hasta que pudo oírlo claramente. De repente, la voz cambió e interrumpió al otro. Jay.

-¡¿Me estás diciendo que no podemos decirle nada de esto?!

-¡Jay! -alguien lanzó un grito frustrado. Era... Kai-. Si quieres escuchar, primero cállate.

-¡Pero es que no lo entiendo! -exclamó Jay-. ¿Cómo que es Oni ahora y no antes?

Lloyd pareció exaltarse, como si se hubiera dado cuenta apenas de que tenía partes Oni mezcladas con su cuerpo humano. Sus amigos estaban explicando lo que Kai no había podido explicar esta mañana. Seguramente era algo horrible por su expresión. Por eso no pudo quedarse. Estaba petrificado del miedo. Ahora lo recordaba. Por un momento, la libertad ya no era tan importante.

-La batalla con los Oni ha sucedido hace poco -explicó Zane sin mostrar emoción alguna-. Lloyd tuvo mucho que ver en ello. Tocó la máscara del Odio.

-Sí, sí, las máscaras feas esas -dijo Jay-. ¿Y qué tiene que ver con esto?

-¡Entiende, Jay! -intervino Kai-. Lloyd tocó la Máscara del Odio.

-Así es -le ayudó Zane-. Oficialmente jamás la usó, pero es posible que todo el asunto anterior haya despertado algo en Lloyd; quiero decir, en su cuerpo. Él estuvo en un lugar en donde había magia Oni pura. Tocó un artefacto peligroso de esa civilización o especie, y estuvo tentado a usarla, de eso puedo estar seguro.

-¿Significa que... Lloyd se va a quedar así? -preguntó otra persona. Cole.

-Puede que sea temporal -respondió Kai.

-Eso es lo que me temo, Kai -dijo Zane-. La información sobre los Oni y los dragones es casi nula. Además, Lloyd es único en lo que es. Es parte Oni y dragón, así como lo eran Garmadon e incluso Wu. Por lo que pude saber viniendo del sensei, él y su hermano se enfrentaron a un gran cambio en su adolescencia que consistía en elegir de qué lado estaban. Ésto lo conseguían fortaleciendo el poder del lado que habían elegido. El maestro Wu lo tuvo claro desde el principio. Él estaba decidido a quedarse con el poder de la luz, el de los dragones. Sin embargo, su hermano, Garmadon, tuvo problemas cuando llegó su momento. Debido a la mordida del Gran Devorador, su juicio fue nublado y casi sin quererlo fue nutriendo su lado Oni, terminando con la transformación total en uno de ellos.

El comunicador se quedó en un silencio sepulcral. Allá arriba, lo único que Lloyd escuchaba era su respiración agitada y el viento que le movía el cabello.

En cierta forma, Lloyd se identificaba con su padre. Su juicio propio se había nublado. Casi había olvidado quién era y se había dejado llevar por el viento instintivamente fuera del Monasterio. Pero ¿por qué? Aquel lugar había sido su hogar desde que tenía memoria. Si bien el monasterio era nuevo, sus hermanos lo hacían un hogar. ¿Por qué había huido de repente, dejando a un lado los gritos de Kai, quien lo había llamado frenéticamente?

La voz de Zane interrumpió el silencio de nuevo.

-El hecho de que Lloyd se haya convertido primero en Oni...

-Quiere decir que podría haber heredado algo más de su padre -dijo Kai con voz sombría.

No hubo respuesta. «Asintió con la cabeza», pensó Lloyd.

-Bueno... -dijo Jay, tratando de ignorar su preocupación para no hacer sentir peor a sus hermanos-. ¿Y qué vamos a hacer?

Esta vez, Kai respondió.

-Traeremos a Lloyd a salvo acá... y lo ayudaremos a no caer en mal camino.

🖤 ° Nɪɴᴊᴀɢᴏ | Oɴɪ ʏ Dʀᴀɢᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora