Amanecer Rojo

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Hay veces en que la irá y la importancia acumulada comienzan a generar caos en la disformidad, los poderes Ruinosos durante centurias han afectado el plano físico, los humanos normales han luchado por generaciones en el frente de batalla, sacrificando las vidas de incontables soldados que marcharon en el frente de batalla.

El Comisario Siegfried Löwe era un firme creyente en el poder de la humanidad, lucharian hasta el último hombre y el estaría allí para motivar a las tropas, era un parador prominente y los soldados le seguían a cualquier enfrentamiento para proteger al gran imperio de la humanidad.

Para aquel comisario la Guerra fue siempre un asunto serio, le gustaba el reconocimiento de la gente del imperio para los soldados que protegían los planetas de los inefables horrores que sufrirían si ellos no estuvieran allí para ser la vanguardia.

Había luchaso en varias batallas y había algo que le molestaba de la gente, aunque cientos de Miles de soldados morían, la población del imperio solamente notaba a los Marines Epaciales, quienes casi nunca aparecían y al llegar la mayoría de batalla había Sido pagada con la sangre de sus soldados.

No odiaba directamente a los Marines Espaciales, aunque admitía que hasta ahora nunca se encontró con más que a los Salamandras cómo los únicos que considero agradables, quienes lucharon a su lado en una batalla contra los Eldar en una batalla.

Transcurría el año 1 del milenio 35 cuando el Comisario Siegfried fue asignado a un grupo de soldados imperiales, la guerra contra los Orkos en un planeta cuyo nombre no puede ni quiere recordar, pero el inicio de su desgracia no fue por culpa de los Pieles Verdes, fue por culpa de algo más Sobrenatural.

Un día mientras estaban fortificando su posición fueron atacados por una raza de Xenos desconocidos, eran en su mayoría rojos, luchaban con una brutalidad y salvajismo cómo nunca antes había experimentado el Comisario, pero no sé amedrentó e hizo que sus soldados se pusieran en formación.

Mientras estaban luchando noto que muchos estaban paralizados por el miedo, por lo que tomo su Espada Sierra y fue a la guerra como lo haría sin importar el enemigo, organizando un plan para lograr mantener la ventaja sobre sus enemigos, comenzando con una formación en manera de arco.

La matanza era inevitable, físicamente eran tan inferiores e ineficaces, sus soldados caían como moscas y comenzaba a ver como sus fuerzas retrocedían, los Xenos comenzaron a hacerlos retroceder hasta sus trincheras y zonas fortificadas, pero las estaban tomando muy rapido, por lo que los soldados llegaron a una zona de barrancos.

Siegfried retrocedió hasta el interior de una brecha en las montañas, donde sus soldados estaban luchando una desesperada ultima defensa, ante tal horror el líder del ejercito ordeno que todos atacaran para defender sus propias vidas, el mismo tomo un lugar en el frente, luchando hombro con hombre al lado de sus soldados.

Al fin lograron equilibrar todo, tras miles de muertos al fin pudieron frenar el avance de sus enemigos, mientras avanzaban sacrificaron a casi todos, los Xenos parecían comenzar a desaparecer, hasta que solamente quedaban mil soldados contra un enjambre reducido de enemigos a su alrededor.

El ultimo en pie, el monstruo mas grande y peligros, se lanzo contra Siegfried, matando todo en su camino, el hombre no se amedrento y grito con furia lanzándose contra el monstruo tomando su espada sierra con la mano dominante mientras disparaba con su mano izquierda una pistola, lastimando a la criatura enloquecida.

Cuando chocaron uno contra otro, el monstruo le arranco el brazo derecho y le destrozo la cara con sus caras, logro ver como su sangre salía a borbotones por todas partes, la criatura parecía segura de haberlo matado, pero entonces una espada sierra se le clavo en el estomago, el arma rugió mientras bajaba por su cuerpo hasta partirlo casi a la mitad.

Warhammer 40K: Era CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora