Asedio

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El Consejo de los Altos Señores de Terra había enviado a su emisario para hacer contacto con el líder de la flota que encontró a Ferrus, la noticia del regreso del Primarca fue visto de muchas maneras, si bien la población general todavía seguía ignorante y seguiría de esa manera por quizás años, los líderes de más algo rango se enteraron de inmediato de la noticia.

Tras un mes del evento encontraron en Prusia el lugar donde se estaban quedando temporalmente el Comisario Löwe y el Primarca Ferrus, los Capítulos Sucesores de los Manos de Hierro estaban turnando sus guardias en diferentes sectores para ir a ese planeta y presentarse ante su padre genérico.

Hasta ahora parecía ser que se desconcertaban al ver el comportamiento y la extraña sensación de tenerlo cerca, pero su capacidad de combate estaba funcionando muy bien.

Con el regreso de Sanguinius al fin tenían lo necesario para derrocar a Vandire y tener la Victoria básicamente asegurada, el Fabricador General de Marte había mandado a sus Skitarii para sitiar el palacio de la Eclesiarquia en Terra, además de que el Capítulo Sucesor de los Puños Imperiales estaba atacando también junto a otros tres capítulos, pero todavía no era suficiente para ganar por su cuenta.

Las Consortes del Emperador y las Fratrias Templarías eran más resistentes de lo planeado, habían logrado mantener su fortaleza frente al enemigo y también en más de una ocasión les hicieron retroceder sin importar el costo que pagarán.

Aún con los poderosos cañones de asedió del Mechanicus o las habilidades super humanas de los Astartes, nada estaba funcionando del todo y creían que sería una campaña muy Sangrienta, eso sin contar que había llamado refuerzos y varios mundos se estaban reportando para informar que la Eclesiarquia estaba atacando otros sistemas.

Hasta donde sabían, Sanguinius estaba en camino, pero lo esperaban en un periodo no superior a seis meses, los Capítulos de los Angeles Sangrientos estaban llegando a Terra, incluso los Manos de Hierro estaban apareciendo, ambos bandos abriendo camino entre las defensas planetarias tomadas por la Eclesiarquia.

Pero se negaban a actuar hasta que lleguen sus Primarcas, quedándose en órbita y lanzando ataques ocasionales contra el palacio, aunque esa palabra era solamente una manera de llamar a una estructura que cubría la extensión parcial de un continente al sur de Terra.

Ya habían pasado tres meses de asedió y todavía no había muestras de un ganador, habían logrado mantener un flujo de refuerzos de diferentes planetas, todo hasta que las flotas de los Marines Espaciales bloquearon el flujo, además de seguir atacando de manera constante.

En el interior del palacio, Vandire se sumergía cada vez más en la más absoluta locura, su cerebro desvaría hasta el punto dónde piensa que puede ganar contra todos sus enemigos, día tras día la sangre de sus seguidores manchaba la tierra y no parecía entender que era una locura.

En medio de esa situación las Consortes del Emperador estaban cargando con el grueso de sus oponentes, logrando resistir a base de mucha fé y aprovechar cada defensa, todavía mantenían todos sus muros, pero estaban viendo sus bajas y era evidente que caerían muchas mas antes de ganarle a los Adeptus Astartes y al Mechanicus.

Su fé era inquebrantable y se mantenían firmes frente a un escenario que sumergiría en la más absoluta desesperación, ese día estaban luchando una vez más contra los Puños Imperiales, tratando de evitar que tomen las puertas de los muros exteriores.

Disparaban lanzallamas, rifles de alto poder y ataques con sus Bolter, mandaron contra los invasores toda clase de criaturas y engendros creados a partir de su fé fanática y la mente retorcida de Tecno Sacerdotes que les apoyaron en algún momento.

Warhammer 40K: Era CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora