La palabra infierno era la unica manera de referirse a la cantidad de destruccion que habia en todo el planeta, cosas indescriotibles que enloquecian a la gente con solo haberlo visto, ante tal cataclismo la gente moria por millones, no habia quien pudiera haber visto una lucha contra el enemigo y sobrevivir.
Alli estaba él, el ultimo hombre en pie en una isla, rodeado de monstruos que le querian arrancar la cabeza, escuchaba ese raspado enfermiso de los demonios ofreciendole poder, a la bestia que habitaba su alma rugir al tratar de salir de su encierro, pero no podia permitirse perder, no queria rendirse, no hasta derrotar a su enemigo.
Pero no ponia ni siquiera moverse de su lugar, su armadura le habia arrebatado la movilidad, sangraba mas alla de lo que un humano podria tener sin morir, sus huesos estaban cubiertos de fracturas y fisuras que estaban alrededor de su cuerpo, ahora no podia ver demasiado, y sentia que se va a desplomar en el inconciente.
Fue entonces que comenzo una lluvia de estrellas, su mente entonces recordo los viejos cuentos que alguna vez escucho en una epoca mas tranquila, podia recordar el como la gente le pedia a una luz en el cielo algun deseo, él no pedia nada mas, ademas de desear que aniquilen a todos los enemigos que estaban en el lugar, que no dejaran nada en pie.
Estaba tan sumergido en su odio que apenas logro ver como una gran bola de fuego aterrizaba a pocos metros de él, aquella honda de impacto lo lanzo por los aires, miro en esa direccion dispuesto a luchar, pero lo unico que vio fue un gran huevo de hierro que golpeo en el suelo, estaba al rojo vivo y habia impactado como un martillo en el piso, matando de inmediato a un demonio rojo.
Aquel guerrero de armadura negra observo a quien salia, logro ver varias figuras doradas que emergen desde el interior de la capsula, con su vision nublada logro reconocer siluetas femeninas, que hicieron retroceder a los Apostoles cuando estuvieron cerca de ellas, aun cuando no atacaron de inmediato.
Logro ver una insignia de aguila en las armaduras, ellas atacaron de inmediato todo lo que habia a su alcance, los demonios retrocedieron cuando ellas llegaron, eran como relampagos, mas alla de su vision, incluso parecia que desaparecian de un momento a otro.
Pero cuando las veia tenia esa sensacion de angustia y vacio, no sabia como la soportaba, pero cuando desviaba la mirada era mas facil de tolerar, pero de todas formas podia sentirlo, por lo que se apresuro a buscar a sus amigos, tenia que hacerlo antes de que llegaran a ellos alguna de esas criaturas.
Se estaba levantando cuando la tierra retumbo, lo hizo varias veces y el aire se habia llenado de una sensacion aterradora, la capsula se volvio a abrir aun mas grande, mostrando a un coloso de hierro negro apareciendo desde las sombras de la capsula, sus brazos de metal sujetaban un hacha de fuego y un martillo que chispeaba relámpagos.
Rugio de manera antinatural, incluso pudo sentir como el aire se calentaba hasta un punto donde parecia que se encenderia en llamas, era inmenso, media mas de tres metros, parecia mas un edificio que una persona, su casco tenia lentes rojos que giraban, como ajustando la vision, no entendia nada de lo que sucedia, pero al ver como los demonios gritaban supo que era del lado que debia estar.
Aquel era un dios de la guerra, que avanzo de inmediato contra el enemigo, el grupo formado por el coloso y las guerreras doradas avanzo sin problemas contra el enemigo, rompiendo las filas enemigas sin problemas, pudo escuchar como el fuego quemaba la carne, los truenosrugian y se imponian a los rugidos de las bestias.
El guerrero se arrastro con la fuerza de voluntad como combustible para llevar su cuerpo mas alla de los limites naturales, aquella batalla hacia temblar todo, lo que le hizo dificil poder alcanzar la cueva, entro lentamente al lugar, viendo a sus amigos inconcientes, dos de sus compañeras estaban inconcientes, mientras que el chico del cuchillo se retorcia en el suelo.
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Warhammer 40K: Era Carmesí
FanfictionEn el futuro siniestro del milenio 40, solamente existe guerra, el amor no existe, la piedad es para débiles y la paz ya ni siquiera es una opción porque la paloma de la paz la asaron y se la comió algún dios del caos. Este es el patio de juegos que...