Retribución de Hierro

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Los hijos del Emperador llevaban semanas cazando a Ferrus Nader, pero el gigante de alguna manera había desaparecido de la visión de todos, trataron de seguirlo por todas partes, pero era imposible encontrarlo, como si el aire se lo hubiera llevado, pero la caza pronto se invirtió, ya que había escaramuzas, matando a algunos Marines y desapareciendo de nuevo.

Trataban de encontrar rastros pero este solo se volvía a sumergir en la horrible geografía del planeta, la manera en la que todo estaba sucediendo frustraba a todos, el Primarca era diferente al Ferrus Manus que murió en la Masacre del Desembarco, este corría, se escondía como una rata y salía solamente para morder y correr.

No estaba la bestia de guerra que mato a decenas de ejércitos solo con su fuerza, no había marcas del orgullo inquebrantable que le llevo a preferir la muerte, pero ahora era esto, una especie de chiste de lo que fue, que se escondió y ataco de vez en cuando, pero conservando su brutalidad al momento que le tocaba atacar, diezmando a los hijos de Fulgrim sin darles alguna oportunidad de vivir.

Desde el palacio la figura de Fulgrim contemplaba el planeta, sabiendo que su hermano vendría pronto por él, por lo que decidió seguir en sus asuntos, la Mano de Dios, Príncipes Demonio de Tzeentch, que curioso era como funcionaban, siempre preocupados por el futuro, siempre llevando miseria a todas partes, eran casi simpáticos, Slan era la excepción, una seguidora de Slaanesh con la que tuvo encuentros poco amistosos en el pasado.

Estaba por seguir con sus asuntos cuando todo el palacio tembló por un repentino terremoto, se estaba acercando una vez mas, sus hijos se prepararon para luchar, levantando sus armas, pero con un solo pensamiento ordeno que ellos bajen sus armas, eso no seria algo necesario, después de todo, el venia aquí para ver a su hermano.

Nader estaba de pie cerca de una gran cantidad de Hijos del Emperador, uno de ellos, con los restos de una armadura de exterminador se estaba retorciendo mientras su cráneo era aplastado por la inmensa mano del Primarca de Hierro, planeaba seguir luchando, pero se dio cuenta que todos se hicieron a un lado para dejar una senda pavimentada de carne y pieles humanas, sangre chorreaba del suelo con otros fluidos coloridos.

Camino por ella, escuchando risas y burlas de sus enemigos, que estaban contemplando como el Primarca se acercaba a lo que debería ser su perdición, los Demonios se burlaban y lanzaban comentarios para tratar de tentarlo, pero con que sus ojos plateados voltearan a verlos fue suficiente para que retrocedan un paso y cierren la boca.

A su alrededor había cuerpos de pobres victimas desgraciadas que sufrieron destinos peores que la muerte, torturadas y martirizadas para el placer de los seguidores del príncipe de los excesos, pero no hizo nada por salvarlos, ya estaban condenados y el no estaba allí para atacar el cuerpo del enemigo, cortaría directamente la cabeza de la serpiente.

Llego a una puerta recubierta de rostros que gritaban y manos que le pedían salir de allí, pero el martillo salió de su correa para golpear la puerta, la corriente eléctrica incinero la puerta y la lanzo contra el fondo del patio, donde decenas de personas estaban sumergidas en el estasis, hombres y mujeres de extraordinaria belleza y otros de una apariencia horrenda que se quedaría en la mente de la gente por la eternidad, pero Nader solo siguió su camino.

En el interior había un gran banquete que tenia todos los manjares imaginables, la gente al comienzo estaba contra su voluntad, viendo mas allá de las ilusiones, era comida podrida y a veces personas amordazadas, pero apenas consumían algo de la comida ellos entraban entrase y seguirían devorando hasta que sus estómagos reventaban, para después ser consumidos por los demás.

El Fénix no era ni la sombra de lo que fue en su mejor momento, su piel era purpura o rosada, Nader no sabia mucho de colores, su armadura parecía fuerte, pero estaba tan enfocada en la belleza que sacrifico un poco la protección, su rostro le resulto repugnante, tan parecido a los demonios seductores de Slaanesh.

Warhammer 40K: Era CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora