Tormenta en el Imperio

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La flota de los Angeles Sangrientos se estaba dirigiéndose al Sector Caída, su Primarca había llamado a sus hijos para una gran batalla para defender ese sector, donde el capitulo renegado de sus hijos estaba quedándose, pero estaba preparado, pidió refuerzos al Imperio, llamo a una fuerza de las Hermanas del Silencio y advirtió a la inquisición de la presencia demoniaca, por lo que tenían que estar preparados para combatir contra seres mas allá de esa realidad.

Habia escuchado de las Cruzadas Negras, pero realmente dudaba que estuviera tras este evento, esto era demasiado personal, por ahora tomaría sus armas y prepararse, no solía hacer esa clase de movimientos, pero sino reaccionaba ahora, seguramente seguiría atacando aleatoriamente a sus hijos, por lo que esta vez seria definitivo.

Mientras él se dirigía a la batalla se volvió evidente que era un evento bastante importante, ya que mientras hacían los Saltos Disformes la Nave donde viajaba el Primarca fue tragada por una Tormenta Disforme y quedo incomunicada de lo que sucedía en el exterior, aunque al no haber pasado mas de dos semanas todavía se tenia esperanza de que solamente fueran los típicos problemas de comunicaciones.

Sistema Prime

Los reclutas de los Manos se hierro que habían superado varias pruebas, una y otra vez soportando el inclemente ataque de cada adversidad que les gritaba que se rindan, todos ellos fueron separados en dos categorías, algunos marcados con el estandarte de los Manos de Hierro, pero otro grupo fue transportado en naves especiales con rumbo al sistema Prime, la mayoría parecían desconcertados al ver a las IA y se preguntaban que clase de lugar lleno de Herejes era ese.

Al llegar fueron recibidos por los Tecnosacerdotes del Mechanicus, todos estaban llevando consigo recipientes para ellos, antes de entrar a ellos solamente les hicieron una pregunta "¿De verdad lo deseas?", una pregunta que ningún otro capitulo hacia, preguntar por la voluntad de los Marines Espaciales era extraño, el psico adoctrinamiento estaba tan arraigado que apenas tenían pensamientos propios y olvidaron su pasado, pero ellos fueron diferentes.

Guts recordaba perfectamente cada segundo de su vida, podía sentir ese odio ardiente y como quemaba en sus entrañas, pero ahora era distinto, podía controlar muy bien todo, era como si sus impulsos necesitaran autorizaciones para activarse, ya había luchado como un Berserker durante las pruebas, pero fue porque quiso, logro reconocer amigos y enemigos, era un control total sobre su cuerpo.

Lo que sea que le hicieron y todos los procedimientos quirúrgicos estaban haciendo maravillas, incluso los demás Marines Espaciales parecían sorprendidos de que pudiera soportarlo, por ese motivo es que lentamente se gano cierta simpatía de ellos, en especial tras saber que él mismo renuncio a su mano al tratar de destruir a su enemigo, aunque no dijo el motivo completo, y eso fue suficiente, al parecer lograría trabajar bien con esa gente.

Fue adiestrado también en dirigir fuerzas de combate, dirigieron directamente a su mente toda la información que había sobre sus recursos, vehículos, tácticas de Astartes, aprendió todo a un ritmo increíblemente rápido, cuando pregunto porque era así, le dijeron que se estaba transformando en algo mas allá de lo humano.

Y tenían razón, en estos momentos ya era tan fuerte que superaría a cualquier humano normal de su mundo, podria luchar contra los Apóstoles con apenas problemas, pero aun no estaba listo, había llegado a ese lugar para terminar de una vez por todas con su transfiguración para volverse un Astarté.

Pero fue separado de sus compañeros de entrenamiento, fue guiado por un gran pasillo, tan grande que no era capas de ver el final, solamente algunas luces que parecían estrellas en la oscuridad, el piso era blanco, con lamparas en los bordes, había varios guardias, estaban hechos de hierro y parecían no prestar atención a nadie.

Warhammer 40K: Era CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora