Aprendiz de la Inquisición

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Un mundo rebelde estaba bajo ataque, naves imperiales estaban arrazando los cielos, sus defensas fueron superadas por un numero interminable de naves que llegaban, el cielo era rojo por culpa del fuego, las naves se perdian en el aire, era un ataque tan feroz que las torretas en tierra no fallaban nunca, y aun asi entraban mas naves de desenbarco.

Siegfried se estaba divirtiendo como hacia tiempo no lo hacia, recibio una orden directa desde el Palacio Imperial, un guardia del Emperador de la Humanidad le dio la mision de recuperar ese mundo y lo haria a toda costa, este era un pedido del Emperador y como decia que no dejara nada tras de si, bueno, tanto mejor.

La Flota Amanecer Carmesi estaba avanzando sobre el sistema planetario sin detenerse nunca, aislaba los mundos, bombardeaba hasta que la superficie no era mas que un monton de escombros y lanzaba sus pequeñas fortalezas, modulos reforzados para que sus soldados pudieran crear cabezas de puente, o zonas de aterrizaje.

Eran tantas naves que muchos lo apodaban el señor de las legiones, eran suficientes soldados para ser considerados la poblacion de un planeta, marchaban sobre la superficie del planeta, tantas tacticas que era imposible adaptarse a un solo tipo de guerra.

Siegfried decia que eran el Martillo del Emperador, por lo que cuando golpeaba siempre era buscando algo fatal o que dejara al enemigo tan dañado que los siguientes golpes fueran criticos para su estructura.

Por un lado estaba lanzando sus fuerzas especiales sobre centros neurologicos, asesinando generales y gobernadores competentes junto con los mas competentes, asegurandose de que sobrevivan los mas idiotas o inexpertos.

En otros flancos lanzaba oleadas de tanques y humanos, carne y metal marchando sobre campos minados, en ocasiones a los prisioneros los hizo caminar por todos los campos de minas o zonas de muerte con uniformes imperiales.

Tambien comenzo con las matanzas, lanzando gente en pedazos a las ciudades, rociaba sangre infectada con enfermedades sobre fuentes de agua y alimentos, se aseguraba de crear rumores para que creyeran que se retiraban o que estaban infiltrados, las revueltas no se hicieron esperar y fue facil aniquilar celula a celula.

En la actualidad veia la guerra desde el frente de batalla, escuchaba los cañones del enemigo, las explosiones de proyectiles aterrizando junto a su tienda, pero permanecia calmado, mandando ordenes a los frentes o a sus comandantes, tenia comunicaciones con diferentes soldados y comandantes.

Anunciaban que varias ciudades colmena quedaron atrapadas por sus fuerzas y comenzo el asedio, estaban cavando tuneles, disparando desde todos los angulos y en un par de semanas comenzarian los ataques con fuerzas blindadas.

Pero no todo era tan bueno como parecia, una vez mas el Inquisidor Braulio lo estaba visitando, nunca era bueno cuando se presenta ante ti un inquisidor o un funcionario de alto mando del Imperio, eso siempre eran molestias, en una ocasion lo intentaron matar y solo sobrevivio gracias a su aparente inmortalidad y a que su flota colisiono con los Void Hands.

Tienen una riña muy grande con la inquisicion y apenas vieron al amigo de su Primarca en peligro fue justificacion suficiente para lanzarse a la guerra y no dejar a nadie con vida, mas problemas, pero no contestado de inmediato, ya que de otra forma Ferrus Nader habria mandado su legion sobre ellos.

Ademas, ahora las cosas eran diferentes, un grupo de diez Custodes estaban presentes, no ayudaban en el combate, ni daban consejos, solo decian estar protegiendolo, hasta que complete su mision, por lo que de momento estaba seguro.

Siegfried: Braulio, mi no estimado conocido, veo que me a encontrado una vez mas, no esperaba seguir llamando su atencion —Su descontento no se ocultaba del todo, pero era prudente en no molestar al Inquisidor que tenia su flota cerca de él— ¿Que pudo atraer tu ojo sobre mi una vez mas?

Warhammer 40K: Era CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora