Claridia se estaba quemando con cada día que pasaba, desde el cielo llegaban enjambres de naves y máquinas asesinas, la corrupción del caos comenzaba a mermar en las defensas, motines alentados por el dios de la sangre explotaron entre las filas de los defensores, haciendo que las defensas del mundo fueran cada vez menores.
Ya no luchaban por un mundo, por su gente o el significado de sus movimientos, todo fue reducido a ruinas, sus catedrales no eran más que escombros, no quedaba piedra sobre piedra, la belleza del mundo fue reducida a paramos de muerte y la población de millones se redujo a menos de la mitad.
Las Sororitas eran la última barrera antes de la perdida del mundo, se volvieron el muro que detenía a los herejes y Xenos, la antorcha que iluminaba con esperanza las tinieblas de desesperación y quienes aún luchaban con determinación contra los enemigos.
Pero incluso ellas comenzaban a desgastarse, encerradas en el último monasterio que quedaba, sus escudos se podían activar algunas horas al día, sus pocos soldados que quedaban no dejaban de disparar, atacando cuerpo a cuerpo cuando ya no había nada con que disparar, perdiendo vidas valiosas que no regresarían.
Quedaban menos de diez mil soldados y sorprendentemente las bajas de las hermanas eran inferiores, quedaban 4.500 e ellas, y eran quienes dirigían escudos de energía, quienes mandaban mensajes Astropaticos, tratando de pedir ayuda a cualquiera que estuviera cerca, dia tras día no dejaban de llamar refuerzos.
Había algunas respuestas, pero siempre era lo mismo, eran flotas demasiado pequeñas para poder entrar al mundo sin ser destruido, pedían perdón y solo decían que pediría al Emperador por ellas, trataron de pedir ayuda a capítulos de Marines Espaciales, pero no lograron contactar con nadie.
La flota que les ofrecieron lograron llegar en pedazos, herejes y Xenos tuvieron un cese al fuego y destrozaron a los refuerzos imperiales, dejando sus cuerpos flotando por el espacio, tomando Naves como botín de guerra y obligando a las fuerzas a regresar por dónde venían, dejándolas solas.
Ahora estaban luchando una vez más, ráfagas de poder psíquico destrozaron la primera andanada de Cultistas de Khorne, sus espadas cortaron carne y hueso, la sangre manchaba el suelo, barreras psíquicas las protegían de disparos y obligaban a sus enemigos a atacar de cerca.
Era la rutina, día tras día recibían ataques de sus enemigos y los hacían retroceder, cuerpos putrefactos eran incinerados por sus lanzallamas, y los huesos eran llevados lejos para que no causen problemas o sirvan como escala para los invasores.
Pero los enemigos se separaban, la tentación aumento con cada hora, y escuchaban las voces atacar sus mentes, dejaron de dormir a medida que el mundo era corrompido por los aniquiladores primordiales, lo único que las mantenía cuerdas era su fé, a la que se aferraban y trataban de no caer.
Se levantaron reinos entre creyentes de los dioses del caos, pero por mucho los que más les atacaban era la Hermandad de la Calavera De Plata, los llamaban Calaveras Plateadas para abreviar.
Ellos se lanzaban al ataque, y no pagaban hasta que mataban al menos a una de ellas, y con cada batalla era más difícil repelerlos, era como si las armas de los campeones pudieran reducir la efectividad de sus poderes psíquicos, y comenzaban a derramar mas sangre de las guerreras que defendían el ultimo despojo de Claridia.
Tras un año de batallas los civiles perdieron toda esperanza y se olvidaron de resistirse, con hambre y miedos se sumergieron en lo más profundo de las catacumbas de aquel viejo monasterio, donde los susurros del Caos los arrullaban, sabiendo que ya estaban en sus manos.
A partir de que los adoradores de Khorne comenzaron a fortalecerse el numero de enemigos aumentaba, igual que su diligencia para matarlas, eran capaces de sacrificar a 100 de ellos para matar a una de ellas, la defensa se volvió una picadora de sangre, muchas comenzaron a cansarse, la fatiga de combates interminables era algo que tarde o temprano les alcanzaba a todas las guerreras.
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Warhammer 40K: Era Carmesí
FanfictionEn el futuro siniestro del milenio 40, solamente existe guerra, el amor no existe, la piedad es para débiles y la paz ya ni siquiera es una opción porque la paloma de la paz la asaron y se la comió algún dios del caos. Este es el patio de juegos que...