Fin del Sueño

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Siegfried se sentía muy bien ese día, apenas una semana desde su Victoria sobre el planeta y había logrado reunir a varios maestros de capitulo, Ferrus Nader estaba en un dilema interno, por lo que el hombre cargo de la flota se dedicó a tratar de explicar cómo funcionaba la preocupación de Ferrus por sus hijos genéticos, todo resultó difícil de comprender para Nader.

Pero eso aunque difícil era una gran ventaja para él, Nader estaba aprendiendo y confiaba en él, cosa justificada ya que hasta ahora Siegfried había velado siempre por el bienestar del que consideraba su único amigo en la galaxia.

Sinapsis drástico para alguien que no conocía no un año, pero era la verdad, el comisario apreciaba demasiado a Naver, ya fuera por su parecido o porque lo veía como alguien que podría ser su igual, estaba buscando una manera en que ambos pudieran llegar a una posición de poder que les de algo de poder.

Por ahora estaban logrando grandes avances, habían ganado el favor del gobernador de Prusia, quien gobernaba sobre ese planeta y el resto del sistema, todavía necesitaba explicar de dónde obtuvo su flota, pero por ahora estaba a salvó, ya que le necesitaban para proteger el planeta en lo que recuperaban sus defensas del todo, o al menos a sesenta por ciento.

Había acudido al campo de batalla más grande, o lo que quedaba de él, habían retirado la mayoría de naves, pero la nave más grande de los Xenos seguía allí, aún derribada tenía demasiadas trampas y era peligroso acercarse, siquiera imaginar en entrar.

Pero como era de esperarse Siegfried y Ferrus Nader junto a su guardia principal estaban incursionando dentro de un lugar potencialmente mortifero, tras una investigación en el libro de Xenos encontraron que los Eldar eran conocidos por tener grandes tesoros en sus naves, aunque su amigo fue con el para tener algo de paz.

Tanto tiempo de aislamiento le causó daños mentales considerables que en un humano normal serían permanentes y aunque tenía esperanza de que se mejore, en realidad todavía estaba muy alejado de la sociedad y prefería mantener distancia con la mayoría, en su tiempo libre estaba aprendiendo a leer y escribir correctamente en gótico Imperial.

Mientras avanzaban estaban hablando entre si de temas importantes, Nader estaba todavía inquieto sobre los Manos de Hierro y no estaba seguro de poder interactuar con ellos de manera adecuada, Ferrus le había hablado por horas de las partes importantes de la historia de la legión, pero el espíritu de Nader no estaba dispuesto a intentarlo.

Siegfried: es difícil al inició, mi primer regimiento estaba lleno de cobardes, tres de ellos trataron de pasarse de listos y les corte la cabeza con la espada sierra, pero al final me di cuenta que era mejor motivarlos con emoción y nacionalismo

Nader: no sé nada, eres mi amigo ¿No? -El comisario sonrió, asintiendo con un movimiento de cabeza, mientras intentaba forzar una compuerta, el Primarca tomo el metal con las manos y lo abrió sin problemas, dejando pasar a Siegfried- ¿Cómo unirse a ellos?

Siegfried: pienso que quizás deberías comenzar lentamente, hasta donde se sus capítulos no superan los mil integrantes, quizás podrías tratar de estar con ellos un poco, aunque al parecer incluso ellos cuando estás calmado no soportan demasiado estar cerca, sino te gusta siempre puede quedarte conmigo, aunque no se cómo reaccionarán los jefes si saben cómo construimos nuestra flota

Se infiltró entre los horribles pasajes, repletos de sangre y sacos de carne tan horriblemente deformes que habrían enloquecido a una persona sin la fortaleza mental adecuada, Siegfried tenía la esperanza de encontrar algo adecuado para su colección naciente o para negociar.

Nader no sabía que buscar, para él era buscar algo reluciente y que pudiera parecer valioso, veía muy bien en las sombras, creció en las sombras y se sentía más seguro en un lugar seguro, mientras avanzaba noto una corriente de aire detrás de una de las camas dónde estaba el cuerpo torturado de algún pobre infeliz.

Warhammer 40K: Era CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora