01. Who Is She?

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Merlina cerró con furia su casillero, el cual tenía dibujados un montón de penes y frases de mal gusto. Apenas llevaba 2 putos días en esa escuela y al parecer ya había un grupo de idiotas que se empeñaría en molestarla, y lamentablemente no podría hacer nada. Si la expulsaban de otra escuela, sus padres no se lo tomarían muy bien.

Simplemente se fue, ignorando todo a su alrededor, colocándose sus auriculares para evitar oír a esos molestos simios hambrientos de atención a los que tenía que llamar "compañeros".

Salió de la escuela a paso rápido. Se le hacía tarde, tal vez lo alcamzaria a tomar el tren. Corrió hasta la estación y por suerte logró alcanzar el tren, aunque tuvo que empujar a un par de señoras para poder entrar a este...

Se sentó exhausta en uno de los asientos disponibles, cerrando los ojos con lentitud y abrazando la mochila que tenía en su regazo. Quería echarse una pequeña siesta, pero lo más probable es que cuando despertase, estuviera a más de 3 horas de su casa, en un pueblo desértico en medio de la nada, así que simplemente se conformó con cerrar los ojos.

Cuando estaba a punto de caer rendida ante el cansancio, pudo sentir aquella incómoda sensación que tanto había deseado no sentir nunca más: alguien durmiendo en si hombro.

Aquella sensación era tan, pero tan desagradable para Merlina, que le era imposible describirla más. Abrió los ojos, dispuesta a enfrentar a aquella persona de manera "respetuosa y amable", pero al ver de quien se trataba, se preguntó:

¿Qué tiene esta chica conmigo?

Porque, era la misma de ayer, y que nuevamente se veía sumamente agotada. Con el pasar de los minutos, Merlina solo se ponía más y más incómoda, deseando desaparecer. Aclaró su voz para intentar despertar a la chica, pero esto no tuvo efecto, así que luego hizo un movimiento algo brusco con el brazo, logrando despertarla esta vez.

— Qu- ¡Ay, l-lo siento! — Exclamó avergonzada la chica. —Ay... Eres la misma chica de ayer. En serio perdón por las molestias... — se rascó la nuca. — Eres la chica Addams, ¿no? Vi como rayaron tu casillero hoy...

—Ajá. — replicó sin mucho interés, cerrando sus ojos nuevamente. — Soy Merlina. Merlina Addams.

— Ya veo. — Dijo la rubia, echando su cabeza para atrás al no tener en qué apoyarla. — Yo soy Enid Sinclair. He sido jefa del consejo estudiantil por 2 años consecutivos y espero serlo este también. También soy la capitana del equipo de porristas de la escuela-.

— Bien, bien. Me quedó claro, eres porristas, jefa del consejo, Enid. — Esta vez habló un poco mas irritada. Enid entendió que quizás no tenía ganas de hablar, así que no dijo nada más.

Al acabo de un rato, Merlina volvería a sentir la cabeza de aquella chica sobre su jodido hombro...

¿Acaso era narcoléptica o algo así? Era imposible que una persona se durmiera tan rápido...

Esta vez la pelinegra no hizo nada, pues sabía que sería inútil. Simplemente siguió escuchando música hasta que el tren paró rato después.

— Oye, niña porrista. — Exclamó la de trenzas, despertando casi de inmediato a la rubia. — Aquí te bajas ¿no?

— ¡Ah! Si, gracias por despertarme otra vez. Adiós. — y se fue sin más.

Merlina frunció el ceño. Debía admitir que de todas las porrista que había conocido a lo largo de su efímera vida, aquella rubia era la más pasable de todas, aunque fuese una narcoléptica...

Solo esperaba no encontrársela mañana de nuevo.

En Mi Hombro | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora