19. Heartaches, Heartaches...

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"Heartaches, heartaches
My loving you, they're only heartaches
Your kiss was such a sacred thing to me
I can't believe it's just a burning memory"...

[...]

Merlina estaba abrumada. No importaba qué hiciera o qué pensara; la hermosa dama rubia que le había robado el corazón siempre se aparecía por su mente.

Estaba aterrada de todos aquellos nuevos sentimientos que hace un par de meses eran completamente ajenos a ella. No sabía cómo describir aquella cálida sensación que aparecía en su pecho cada vez que la veía.

Su mirada suave y cristalina la atrapaba como un lobo a su presa: era imposible escapar de ella. Sus manos sudaban con el más mínimo roce, tartamudeaba cada vez que hablaba con ella, sonreía inconscientemente al verla.

¿Qué le estaba pasando?

¿Qué le había pasado a esa Merlina de unos meses atrás, que no dudaba en darle una paliza a cualquiera que se le acercara?

Inevitablemente, gracias al creciente sentimiento de angustia y terror, empezó a alejarse de ella. No la malentiendan: no la odia, ni la menosprecia, ni la quiere manipular. Simplemente quiere distanciarse, porque creía que esa era la única forma de evitar que sus sentimientos por ella crecieran aún más.

Merlina hizo de todo para alejarse de ella: se unió al club de apicultura, por lo que ya no podría ir a verla a sus practicas con las porristas. Se escondía en la biblioteca durante los recesos, llegaba extremadamente temprano a clases para escabullirse o simplemente faltaba a la escuela. No respondía sus mensajes ni llamadas, y cuando ambas viajaban en el tren, no le dirigía la  palabra e incluso llegaba a empujarla cuando se acostaba sobre su hombro. También accedió a ayudar a Eugene, un compañero de club, con sus tareas y estudios, para no tener que verla en sus horarios disponibles.

Enid notó todo eso, y se sintió como la mierda.

Pensaba que tal vez estaba irritando más de lo debido, o que había hecho algo malo. Se estaba alejando, igual que el resto de sus amigos falsos que solo buscaban aprovecharse de ella.

—Enid. —La voz de Ajax la sacó de sus pensamientos. El chico frente a ella le miraba preocupado, al igual que el resto de sus amigos. —¿No te comerás tu pastel?

Oh, cierto. Sus amigos la habían invitado a la cafetería por un chocolate caliente y un trozo de pastel. Ellos eran consientes de la tristeza de Enid, pero no sabían el porqué de esta. Así que creyeron que sería una buena idea llevarla a su lugar favorito, por su comida favorita.

Solo faltaba su persona favorita, que lastimosamente se alejaba cada vez más de ella.

—Lo siento, Ajax. N-no quiero pastel, no tengo hambre. —Su voz temblorosa, al borde del llanto, solo alarmó más a sus amigos.

—Nid, ya dinos qué te ocurre, nos estás preocupando. —Habló la japonesa a su lado, tomándola del hombro y captando la atención de la sollozante rubia. —¿Tuviste problemas con Tyler? —La rubia negó, haciéndose bolita y cubriendo sus ojitos llorosos con sus manos. —¿O con tus padres?

En Mi Hombro | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora