En Mi Hombro | Wenclair AU

Final. On My Shoulder

Merlina terminó de atar sus agujetas, se levantó y apagó la luz de su habitación. Bajó las escaleras con cuidado, acomodando su mochila.

En la sala, su madre y Enid mantenían una animada charla. Merlina no tenía muchas ganas de interrumpirlas, pero de todos modos, carraspeó, indicándole a su novia que ya estaba lista.

Ella se levantó del sofá, no sin antes dedicarle una sonrisa a la señora Addams.

-Buenos, creo que ya debemos irnos. -Dijo la rubia. Acomodó su cabello y tomó la mano de su novia, quien se había acercado a ella y le había tomado tímidamente de la mano. -Gracias por recibirme de nuevo, señora Addams.

-No hay de que, tú también perteneces a la familia ahora ¿no? -La elegante mujer tomó la taza de café que se encontraba frente a ella, sobre una mes de caoba oscura. -Solo te pido que por favor vigiles a Merlina, no queremos recibir reclamos de los funcionarios del cementerio ni la policía, no otra vez.

La más baja gruñó a su lado, Enid asintió, y luego de despedirse del señor Addams, ambos salieron de la casa.

Vivir literalmente al lado del cementerio tiene sus ventajas, especialmente para alguien como Merlina, pero está vez, no iba por la razón de siempre.

Esta vez, quería ver feliz a su amada. ¿Merlina Addams haciendo algo por amor? El mundo está muy loco hoy en día.

Mientras la contraria hablaba animadamente, Addams se dedicaba a escuchar y a aspirar el aroma del ambiente. El cementerio tiene un olor especial, algo asi como humedad, flores muertas y almas en pena. Probablemente el olor a cementerio es el favorito de Merlina, sólo después del espantoso olor acaramelado que desprendía su amada.

Enid frenó frente a un pequeño local en la entrada del cementerio, que se dedicaba a vender flores.

Compró un ramo de crisantemos blancos, los favoritos de Oliver ¿Qué mejor que eso?

Después de mucho insistir, Enid accedió a que Merlina pagara las flores. Ambas, tomadas de las manos, recorrieron los infinitos pasillos del cementerio en busca de su destino. Merlina se divertía leyendo en voz alta los nombres y fechas grabadas en las lápidas, Enid la escuchaba atentamente, divertida.

—Jennette Frump, de 1907 a 2013. Que vieja, ciento seis años ¿puedes creerlo?

¿Pueden creerlo?
Enid no podía.

—Vaya. —Sus labios formaron una 'o' momentáneamente. Sus ojos se abrieron con sorpresa. —¿te imaginas llegar a esa edad?

—Espero nunca hacerlo, debe ser una maldita tortura. Ojalá morir a los diecisiete.

—No digas idioteces, tú tienes diecisiete.

—Entonces estoy junto a tiempo.

Enid le dio un zape. Merlina intentó esquivarlo, pero de igual maneras lo recibió. Le dedicó una gruñido molesto a su novia, y luego desvío la mirada, sin ánimos de devolver el ataque.

La gótica continuó leyendo cada una de las lápidas que se le atravesaban en el camino. Esta vez, Sinclair no parecía tan centrada en esto, parecía más distraída.

Frenó en seco, Merlina gruñó ante esto, pues casi se tropieza. Pero no tuvo tiempo para quejarse, ya que Enid habló, con temblorosa y quebrada voz.

—Noemí Sinclair. —La rubia murmuró lo suficientemente alto para que la contraria escuchara. Merlina apretó un poco más fuerte su mano y acarició con su pulgar. —Aquí es

Ambas se acercaron a la tumba. Enid se puso de rodillas, Merlina hizo lo mismo a los segundos después.

—Hola, Oli. —Hace tiempo que esas palabras no salían de su boca. —Te traje tus flores favoritas. Dios, han pasado muchísimas cosas desde la última vez que vine. —Desvió la mirada hacia su amada, esbozado una dulce sonrisa para luego depositar un beso en la comisura de sus labios. —Ella es Merlina, es mi novia.