11. So Long And Goodnight...

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Merlina se quitó sus auriculares al ver una ambulancia afuera de su escuela y seguido de eso, un grupo de paramédicos junto a una camilla que tenía el cuerpo cubierto de alguien.
A un lado de la ambulancia se encontraba también un vehículo policial: una camioneta Dodge Durango en la que un agobiado Sheriff Galpin se recargaba en la puerta del piloto, masajeando su sien mientras escuchaba a la desasosegada directora Weems parlotear con alboroto, junto al tumulto de los estudiantes. Pobre hombre.

La sonrisa de satisfacción que se formó en el rostro de la Addams no había sido vista nunca antes: era tan tétrica, torcida, aviesa ... Típica de Merlina.

Obviamente su amiga se acercó a ella apenas la vio. Parecía muy alterada: sus ojos extremadamente abiertos , piel pálida y labios temblorosos lo decían todo.

— Oh santo Dios... Merlina, no creerás lo que pasó. — La gótica la observó con desdén, como si ya supiera qué había ocurrido. Por supuesto que lo sabía, ella lo había provocado. — Encontraron a Isaac en su casillero hoy en la mañana... Dios, estaba mal, muy mal.

Parecía que en cualquier momento iba a desfallecer: haber visto en primera fila el estado de aquel tipo no le hizo para nada bien, principalmente porque era una persona bastante sensible respeto a eso.

Merlina no mostró emoción alguna ante sus palabras. Siguió estática, mirando con frialdad a su compañera, pues su labio titubeante le indicaba que quería seguir hablando.

— Isaac me cae para el culo, lo odio, pero no se merecía esto. — ¡Por supuesto que se lo merecía, era un imbecil! — ¿Qué clase de desquiciado pudo hacer algo a-

No pudo continuar, no después de ver cómo el Sheriff se paraba aún lado de su amiga y tomaba su hombro con evidente sentimiento de malquerencia.

— Addams, ven conmigo ahora. La directora y yo tendremos una seria charla contigo.

Carajo.

Merlina no respondió, simplemente lo siguió. Pero antes de continuar, volteó a ver por breves segundos a la rubia, a quien le dedicó una de sus típicas sonrisas y un gesto que solo podía entenderse de una manera:

"No digas nada"

No... No podía ser ella.

La mirada de la directora sobre ella estaba repleta de aversión al igual que la del resto de estudiantes que susurraban a sus espaldas, hasta el aire que aspiraba lo estaba. El Sheriff, con recelo, volvió a apoyarse en la puerta de su camioneta, se cruzó de brazos y miró por breves segundos la ambulancia marcharse, para luego dirigirse completamente hacia la menor.

— Cada vez que algo malo sucede tú estás cerca, Addams. Lo mismo ocurrió en tu anterior escuela. — acomodó su gorra y aclaró la voz con un gruñido. — No hace falta aclarar la situación, es obvio que ya lo sabes, he incluso sabes más que yo ¿no es así?

— De hecho no se de que habla ¿me ve cara de adivina o algo así? Literalmente acabo de llegar.

— No intentes hacerte la chistosa conmigo, Addams. Tú y tu familia me han colmado la paciencia con sus actos, esto ya es la gota que rebalsó el vaso. Así que habla ya.

La directora la miró con el entrecejo fruncido, puso sus manos detrás de su espalda y habló. — Las cámaras cercanas al vestidor fueron cubiertas con una extraña sustancia negra que no nos permitió ver que sucedió. La única cámara que logró salvarse nos mostró a solo dos alumnos que estuvieron cerca antes de lo ocurrido: Ajax Petropolus y usted, Merlina.

— Ya hablamos con Petropolus y mencionó no saber nada, pero afirma haberla visto a usted rondando por los pasillos de manera sospechosa.

Merlina supo esconder muy bien el enojo que sintió al escuchar eso: si salía de esto, su siguiente víctima sería el imbecil cara de culo de Ajax, no se salvaría.

En Mi Hombro | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora