Enid despertó al oír el rechinar de la puerta y un grito de parte de su compañera. Se levantó asustada, creyendo que algo le había pasado, pero en realidad estaba equivocada.
La pelinegra ingresaba a la habitación con una bandeja entre manos. Su cabello negro caía sobre sus hombros, pues no llevaba sus habituales trenzas, y su ceño fruncido y penetrante mirada se dirigían al chico que intentaba asomarse por la habitación.
—¡Que te quites, puta madre! —Alejó al chico con el pie, intentando no perder el equilibrio, y luego cerró rápidamente la puerta. —Perdón por los gritos, Enid. Pericles es bastante entrometido a veces. —Desvío su mirada hacia ella. Enid estaba embobada, viendo su hermoso cabello negro y piel de porcelana. —Te hice el desayuno.
Alzó ambas cejas, sorprendida. Merlina se acercó a ella, Enid se acomodó en la cama, quedando sentada, y la Addams le entregó la bandeja.
La gótica aclaró la voz para hablar nuevamente. Se veía avergonzada y nerviosa, pues rasca su nuca y su mirada se encontraba perdida en un rincón de la habitación.
—Me dijiste que te gustaba el pastel de fresas y el chocolate caliente, así que te traje un poco. —Al lado de la taza con chocolate y el plato con pastel, había otro plato un poco más grande con un exquisito omelet, el cual tenía muy buena pinta.
Se alejó y se sentó en su escritorio. Dedos se subió a la cama y le hizo un par de señas.
—"Se levantó a las siete para ir a comprar el pastel a la cafetería de la estación".
—Te estoy escuchando, Dedos. Mantente callado si no quieres terminar con una daga enterrada.
La mano salió corriendo y se escondió bajo la cama. Enid rió y se devoró su desayuno en un par de minutos, dejando el pastel al último.
—Meloncita, ven un poco.
—No puedo, estoy ocupada. —Replicó, moviendo con rapidez sus dedos sobre las teclas de su máquina de escribir.
—Anda, solo un poco ¿si? —Resopló y se levantó de su asiento. Giró sobre sus talones y se quedó estática. Enid le señaló que se sentara a su lado, y obedeció sin rechistar. —¿Ya desayunaste?
Merlina negó. —No, no tengo hambre.
—Abre la boca. —Merlina alzó una ceja ante su orden. La rubia tomó algo de pastel con el tenedor y lo acercó a sus labios. La gótica alejó su mano y frunció el ceño.
—¿Qué crees que haces?
—Que abras la boca, puta madre.
Merlina rió antes sus palabras y obedeció a regañadientes. Dejó una leve abertura en sus labios y la rubia introdujo el tenedor con pastel a su cavidad bucal.
Saboreó el extremadamente dulce trozo de bizcocho rosa. Era desagradable, pero eso no evitó que dijera:—Dame más.
Y Enid lo hizo. Tomó otro trozo de pastel y lo depositó en su boca. —¿No que no tenías hambre?
Merlina gruñó y se cruzó de brazos. —Cállate, Sinclair. —Y luego recibió otro trozo de pastel. Su sabor era desagradable, pero le gustaba, porque era Enid quien se lo daba.
—Cállame, Addams.
Se besaron. O mejor dicho, Merlina la besó, pero Enid no se resistió. La Sinclair saboreaba sus labios carnosos, con pequeñas migajas de pastel. Su boca sabía a fresas, y eso la obligó a continuar con el beso hasta cansarse.
Cuando se separaron, Merlina fue la primera en hablar, pues no quería recibir uno de los comentarios hiriente de Enid sobre que "Eso no estaba bien" o que "Debían detenerse".
ESTÁS LEYENDO
En Mi Hombro | Wenclair AU
FanfictionWednesday (2022) | Merlina x Enid (Wenclair) Merlina Addams toma el tren todas las tardes después de la escuela para poder volver a casa. Enid Sinclair siempre se sienta a su lado, y durante el trayecto, siempre termina dormida en su hombro. Portada...