15. Cemetery Drive.

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Era Domingo por la tarde. Enid yacía en el sofá de su casa, viendo televisión.

El día estaba nublado, no había nada que hacer. Su madre y su padrastro mantenían una animada charla en la cocina, mientras que ella combatía contra el cansancio para no dormirse en el sofá.

Tomó su teléfono y revisó si tenía algún mensaje. Nada, ni siquiera un Buenos días de su novio. Lo único que había era un video de un gato tocando el piano que Yoko había mandado en el grupo que tenía ella y sus amigos.

Cerró los ojos, hastiada. Cuando guardó su móvil nuevamente, este vibró y se vio en la necesidad de sacarlo de su bolsillo. Esperó cualquier cosa, tal vez un correo spam, algún mensaje de Tyler, Yoko, Xavier o Ajax, o simplemente una notificación de Youtube o Tik Tok.

Pero era un mensaje de Merlina.

Abrió los ojos con algo de sorpresa. Se re acomodó en el sillón, quedando sentada. Entró a Instagram y luego revisó el mensaje que su amiga le había enviado.

“Hola Enod"

“Enid**”

La rubia sonrió inconscientemente.

“Holaaaa :D”

“¿Estás muy ocupada?”

“No, pq?”

La pelinegra tardó un par de minutos en contestar.

“¿Tienes velas en tu casa?”

Enid alzó una ceja ¿a qué venía esa pregunta?

“Si, pero sólo aromáticas”

Ok. Ven al cementerio y traerlas. Necesito bastantes.”

“que”

“Pero si el cementerio está cerrado hoy”

“Merlina”

“Merlona”

“Pelona”

“Responde xfa :[”

“para q quieres las velas?”

“No creo q mi mamá me deje ir, el día está feo y ya es tarde”

“Merlina responde xfa”

“Apúrate antes d q mis viejos noten q me escapé de la casa”

“porf”

“🖕🏼” y luego de eso se desconectó.

Bien. Eso había sido extraño. ¿Acaso Merlina quería invocar a algún demonio maligno en el cementerio o qué?

Enid se levantó del sofá y fue hasta su habitación. Tomó su mochila y ahí guardó cada una de las velas que encontró por su casa. Se puso un suéter de lana para combatir el frío del exterior. Caminó con cautela hasta la puerta principal, giro el picaporte lentamente y...

—¿A dónde crees que vas, señorita? —Era su madre. Parecía algo molesta. Llevaba puesto un delantal de cocina y sostenía una cuchara de palo en su mano derecha.

En Mi Hombro | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora