23. Heart To Heart

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To all the days we were together
To all the time we played apart
In each other's lives
Heart to heart
Heart to heart...

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Enid se estremeció al oír el sonido del metal chocar. Fue encerrada en la celda que le asignaron en la comisaría, y una vez allí, se echó a llorar en el suelo.

Mientras los policías la interrogaban, no había logrado emitir más de diez temblorosas palabras, que eran en su mayoría un "perdón".

Se hizo bolita en el suelo y lloró hasta que sus lágrimas se acabaron. Repetía una y otra vez cuanto lo sentía, aun si nadie la escuchaba. Cerraba con fuerza sus tristes ojitos y acariciaba su cabeza, tratando de calmarse por si misma, pues ahora Merlina no estaba para calmarla.

La extrañaba, y mucho. Su corazón latía acelerado al no saber cómo estaría su amiga, su luna. Encontró una pequeña piedrita en el suelo, y con ella hizo una rayita en el suelo por cada vez que extrañara a la gótica. Cuando se durmió dos horas después, en el suelo quedaron más de cien rayitas.

El resto de los días fue igual: no dejó de pensar en ella. No sonreía, no hablaba, no tarareaba canciones de Taylor Swift, no soñaba sobre su futuro.

Solo pensaba en ella y en Merlina, rogando porque la posibilidad de que amabas se columpiaran juntas, aun existiera. Deseando vivir junto a ella, en una casa pequeña en medio del campo, con un enorme jardín, lleno de tulipanes. Muriendo juntas, en un bello columpio de madera construido por ambas.

Ya no quería ser psicóloga, ni quería casarse con un hombre millonario.

Ahora quería estar con Merlina, y nada más. Pero incluso casarse con un millonario era más probable que volver a verla.

Recién se estaba dando cuenta de la hermosa persona que tenía a su lado. Pero ya era tarde.

A los pocos días, los cargos por el homicidio de Tyler fueron retirados, pues se determinó que el chico había muerto a causa de envenenamiento por belladona, y uno de sus amigos confesó que con aquel veneno planeaba envenenar el ponche de ambas chicas y así matarlas.

Enid se vio en la obligación de matarlo por defensa propia.

Pero a pesar de estar libre de cargos contra él, no la liberaron, pues aún creían que también había intentado matar a Merlina.

Vaya mierda.

El sheriff se negaba completamente a creer que su hijo la había apuñalado, pues creía que su hijo no era así, aun cuando se dijo claramente que él había intentado envenenarlas.

Enid no ayudaba mucho, pues las veces que la interrogaron, rompía en llanto y experimentaba eternos ataques de ansiedad que no se detenían hasta que la dejaban en paz.

La única que podía aclarar todo sería la misma Merlina, pero ella estaba en el hospital, en estado crítico.

La gótica había recibido daño en su corazón, pulmón izquierdo y columna. Su nariz estaba completamente rota, varios huesos de su mano estaban hechos trizas y por algún motivo, su apéndice casi explota y tuvieron que extirpárselo.

Le realizaron sus correspondientes cirugías, y luego de éstas quedó bastante mal.

[...]

Merlina murió.

En Mi Hombro | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora