26. Train (2/2)

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Uno, dos, tres.

Contó los segundos que faltaban para que aquel tren por fin acabara con ella. Cada vez más cerca, metro tras metro, podía sentir la respiración de la muerte frente a ella, lista para ponerle fin.

Iba a saltar. Estaba decidida, cegada por todos aquellos malos pensamientos que durante años había estado acumulando.

Alzó un pie. Estaba a punto de caer.

"Esto acabará pronto".

¿Realmente quería que acabara?

Los gritos de los demás perforaban su cráneo. Su cabeza daba vueltas y vueltas. Sus ojos nerviosos miraban hacia todos lados.

Cuatro, cinco, seis.

Estaba cerca, muy cerca. ¿Qué estaba haciendo? ¿Realmente quería hacerlo?

Siete, ocho, nueve.

Alguien tomó su mano y la jaló con fuerza hacia atrás. Perdió el equilibrio, cayendo, pero no a dónde quería. Cayó al suelo, junto a alguien que un principio no reconoció, pues no se dignó a mirarlo.

Alzó la mirada. Se encontró con sus trenzas, con su nariz respingada, con sus labios carnosos. Se encontró con su mirada profunda, con sus momentos juntas, se encontró con su amor. Se encontró con ella, con la más bella, idílica damisela. Se encontró con la luz, se encontró con la oscuridad. Se encontró con la noche, se encontró con la luna.
Su luna.

Diez.

El tren pasó por su lado, y su tan ansiado fin, no ocurrió. Si ella llegaba un segundo tarde, Enid hubiera muerto.

Pero ella nunca llegaba tarde. Ella llegaba en el momento justo, en el que más la necesitaba.

El tren frenó lentamente, y la puerta se abrió detrás de ellas. Pero nadie entró, ni nadie salió, porque estaban atónitos ante aquella escena. Todos quietos, callados, atentos.

Enid no lloró, pero quiso hacerlo. Volteó a ver el tren detrás de ella, y luego devolvió la mirada a la luna. Su luna.

Su labio titubeó, y su mirada bajó hasta el suelo. Abrazó sus rodillas y se ahogó en su miseria.

-N-no... No... No quiero, no quiero, n-no... -Sus rebeldes cabellos rubios taparon su rostro. -Debo hacerlo, debo hacerlo.

-Nid. -Merlina delineó sus pómulos enrojecidos. Ella se apartó.

-¿Por qué me detuviste? Debo hacerlo, ¡n-necesito hacerlo! No, no... -Cuando intentó ponerse de pie, Merlina tomó su mano y oa sentó nuevamente, escondiéndose en el hueco de su cuello.

-C-Cállate. -Murmuró. Sus manos se aferraron con fuerza a la espalda de la rubia. -S-si lo haces, y-yo... Voy a matarte.

Se sintió estúpida ante su amenaza. Y cuando Enid menos lo esperó, ella empezó a llorar.

Merlina Addams lloraba. Lo hacía por ella, por sus momentos juntas, por sus sueños, por su amor, por el sol. Por su sol.

Enid reaccionó por fin, después de un largo rato.

-¿Por qué me detuviste?

No recibió respuesta. Silencio nuevamente. Solo se oía el canto de los pájaros, los murmullos de los demás, y el ahogado llanto de la Addams.. Enid quiso separarse nuevamente, pero ella la abrazó con más fuerza. Su corazón se estrujó ante esto.

-De-dejame hacerlo.

-No.

-¿Por qué no?

-Porque te amo.

En Mi Hombro | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora