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Para poder procesar un poco con todo, Baekhyun estaba revisando de nuevo una tarjeta en medio de las flores que de nuevo le había enviado su esposo, alzando un poco su ceja mientras veía otra manera de decir mil cosas, menos una disculpa, así que había pensado en romper eso con fuerza o hacerla una pequeña bolita arrugada e insignificante como lo habían hecho sentirse a él con todos sus sentimientos, y como él también había hecho con todas las demás que habían venido en muchas más flores, pero era realmente complicado al final hacerlo con cada una de ellas, cada vez se sentía más débil ante sus palabras y en verdad ya no podía lidiar con eso, así que muchas de las nuevas tarjetas las estaba arrojando en un cajón de la cocina, como si eso encerrara a sus sentimientos pero tampoco era como si logrará gran cosa con eso, simplemente se sentía sentía si estuviera escapando de la situación de la manera más infantil posible, fingiendo que no pasaba nada, como si no fuera consciente de todo eso.

Bon siempre lo miraba con una pequeña mueca, con un puchero, cada que lo veía esconder sus tarjetas en ese oscuro lugar, como si supiera lo que me pasaba y lo apoyaba en su sentir y a la vez no, pero Baekhyun solo le sonría y fingía que no pasaba nada pero en realidad pasaba de todo, como siempre, era como estar de nuevo en su antigua vida, aunque muchas cosas habían cambiado, el sentimiento era el mismo y aunque sabía que tenía que terminar con eso, no lo estaba haciendo, se estaba comportando de manera infantil y ya sabía que no debería.

La verdad no tenía ni idea acerca de lo que estaba pasando con su mente y corazón, ni lo que estaba haciendo con su día a día, respecto a Chanyeol, porque mientras que una parte de su vida parecía estar en perfecta armonía armonía orden, la otra parecía completamente inclinada y destinada al desastre, todo eso era complicado, mucho, pero la verdad es que sentía que estaba perdiendo las batallas diarias, batallas internas, en especial cuando estaba mirando todas las tarjetas de su esposo todo el tiempo, todas las noches, cuando sentía que la soledad me abrumaba tanto que sentía que iba a terminar por correr a donde estaba Chanyeol e iba a entregarse a éltan fácilmente, se sentía como un tonto revisando viejas cartas que en realidad no eran cartas y quizás no buscaban penetrar sus íntimos sentimiento, sino solo convertirse en vacías respuestas a preguntas nunca dichas, pero de todos modos estaba repasando las tarjetas todo el tiempo, para tratar de grabarse esas palabras en su corazón y en su mente, pero era complicado a la vez que extraño y doloroso.

Siempre que trataba de cegarse con las palabras de Chanyeol, como buscando la manera en la que pudiera cegarse de amor de nuevo para volver a su lado, no podía hacerlo porque terminaba recordando todo lo que había sufrido, todo lo que le había pasado, y ya no podía seguir con eso, había una parte de si mismo que sabía que había sido feliz, pero era más grande la parte de sí, que le decía que esa no había había vida, que habían pasado cosas muy buenas pero también malas y si se ponía quisquilloso, todo le indicaba que tarde o temprano habría terminado así, en vista de las circunstancias, en especial cuando seguía pensando en Seohyun y todo eso era lo que terminaba frenando cuando por su cabeza pasaba la mínima posibilidad de dejar todo ese asunto y problema atrás, lo hacía entrar en razón y entonces cerrar con fuerza el cajón donde quedaban todas sus tarjetas, queriendo escapar de ahí, mientras se volvía a enojar con Park Chanyeol y al otro día lo volvía a mirar mal aunque este lo mirase con la ilusión de que ese día fuera el final de sus problemas.

Suponía que era un problema de sus emociones pero a la vez quería culpar a Chanyeol, además de que no se suponía que nada de eso le tendría que atraer al dolor, se suponía que ese era su escape a todo lo bueno, donde por fin estaría estaría sintonía con una parte de sí mismo que creía desaparecida, la que era libre y más bien temperamental, se suponía que tendría una casa linda, un trabajo y estaría bien con su hijo, que era lo más importante, pero entonces todo parecía tan extraño, porque no se podía entender a sí mismo y claro que no podía lidiar con todo lo demás porque si él era un desastre, todo lo demás lo era también.

Indigno de ser tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora