Epílogo

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15 años después.

King 's Landing fue anfitrión del gran Torneo de la Reina. Se estaba celebrando el Décimo quinto año de la accesión al trono de la reina Rhaenyra I Targaryen.

El fresco aire de la primavera llenaba el lugar con júbilo.

En la tribuna estaba la familia real. La reina Rhaenyra vestía de rojo carmesí con la corona que fue de su padre. A pesar de tener cuarenta y ocho años, la belleza nunca abandonó a su majestad. En su derecha estaba su heredera, la princesa Luceanerys, que a sus treinta y dos años aún mantiene su imagen de joven flor, y al igual que su madre vestía de un rojo quemado que mastaba hombros y algo de escote pronunciado, y sus manos tocaban el bulto de su vientre en su cuarto embarazo.

A lado de la princesa estaba su pequeña prole de cinco hijos. Los mellizos Laenor y Rhaegar, tan opuestos como la luz y la oscuridad. EL primigenio de la princesa era un alfa de pies a cabezas y su mellizo un omega tan lindo como astuto.

Luego le seguía el tercer, un niño de cabello rizado y castaño nombrado Jacaerys en honor al valiente príncipe. La cuarta era una princesa Laenerys de cabello dorado y ojos azul Arryn, tan salvaje que a sus 11 años logró domar a la Furia de Bronce.

El quinto era un príncipe de no más de nueve días del nombre, que al igual que su padre, le gustaba refugiarse en la biblioteca.

A la izquierda de la reina estaba el resto de su familia. Su esposo ostentaba el cargo de la mano del rey desde el día en que la reina se ciñó la corona en su cabeza. La Mano de la Reina no participaba en la justa por su avanzada edad pero aún infunde miedo y respeto por dónde iba.

Luego le seguía Joffrey Velaryon, el Lord de Driftmark acompañado de su esposa, una Manderly de Puerto Blanco quien hacía rebotar al único bebé del matrimonio en su regazo. Luego seguían sus Aegon, Viserys que se estaban formando como escuderos de Ser Daeron Targaryen, y la preciosa Visenya que era la fuente de muchas canciones y poemas.

Debajo de ellos, en la segunda fila estaba la princesa Helaena, quien jamás se volvió a casar con sus tres hijos. Los gemelos que eran la verdadera delicia social de la corte y Maelor quien soñaba con ser caballero.

La justa inició al medio día, muchas casas de todo el reino llegaron, sorpresivamente todas las principales casas norteñas.

Los bardos hablan de como el heredero del Norte, Rickon Stark, no podía dejar de mirar a Rhaegar Targaryen.

Cosas que no fueron bien vistas por el príncipe Aemond Targaryen, quien veía al heredero del Norte como si fuese la peste misma.

Las justas fueran peleadas, entre los príncipes Aemond y Daeron contra los demás, al final en un momento. Solo quedaron el príncipe Aemond, de cabello plata largo hasta los hombros, con su ojo violeta y su zafiro en su ojo periodo, se enfrentó a Lord Rickon Stark.

La justa fueron despedidas y los presentes fueron testigos como ninguno de los estaban dispuesto a perder..

Al final, el victorioso resultó el heredero del Norte, quien cuando recibió la corona de rosas blancas con rosas paseo por todo el campo antes de dejar caer la corona en el regazo de Rhaegar Targaryen.

En el banquete, Lord Rickon sacó a bailar al príncipe ante la vista emocionada de la princesa Luceanerys y la mirada de odio del príncipe Aemond.

Lady Baela se dedicaba al mar como mano derecha de su primer Lord Velaryon, jamás se casó, ganando el título de la señora de los mares.

Lady Rhaena se casó con el Maestro de moneda, Allan Beesbury, permaneciendo en la corte con sus tres hijos.

La primavera envolvió el lugar en paz y felicidad. 

 

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