nueve

5.1K 188 4
                                    

Alexia Villalobos
-El es mi hijo, ¿no es así?

La frase que me ha perseguido por dos años seguidos, aquella frase que por tanto tiempo desee escuchar salir de sus labios la tenía ahora frente a mi.

Mi corazón latía con tanta fuerza que sentí que se me saldría por la garganta en cualquier momento, pero tenía que responderle ya.

-Te dije que lo era.-intente que mi voz se escuchara lo más firme posible

-¿Era?.-me miró confuso.

-Era.-reafirme.-El es mi hijo solamente.

-Alexia por favor, el sigue siendo mi hijo.

¿Como era que si quiera tuviera el valor de mencionar eso? No iba a permitir que me viera afligida nuevamente así que tome todo el coraje que sus palabras estaban causando en mi y me recompuse.

-Kevin, ¿que es lo que quieres?, no tengo mucho tiempo.-le dije mirándolo a los ojos por segunda vez.

-Quiero...quiero, no lo sé, no se que quiero, siento muchas cosas en este momento, no se ni siquiera por donde empezar.-dijo frustrado pasando sus manos por su cabello.

-Solo habla ya.-repetí

-Primero quiero decirte que lo siento...-intentó tomar mi mano que descansaba en mis muslos, sin embargo retiré su toque rápidamente, no podía permitir que me tocara.- De verdad no tienes idea cuanto lo lamento.-hizo una pequeña pausa y luego continuó.- Cada noche me torturaban mis pensamientos al recordar lo que te hice, las crueles palabras que te dije y la manera en la que te dejé esa tarde.-su voz se quebró a la vez que mis ojos se nublaban por recordar aquellos acontecimientos.

Duramos unos segundos en silencio los dos hasta que tome valor e intentando aclarar mi voz hable.

-Kevin, quiero que sepas que te perdono, no te guardo rencor pues gracias a ti tengo a mi pedacito de vida que es lo más importante para mi, así que ahora puedes dejar ir y perdonarte a ti mismo.- y puse mi mano en su pierna intentando dale confort.

Si, no podía negar el daño que me había causado el hombre que estaba frente a mi, las noches llorando por la incertidumbre, el hambre, el frío y el miedo que sentía quedándome en un motel barato a las afueras de una carretera era algo que me atormentó por mucho tiempo, y a pesar de lo difícil que fue no podría cambiar nada, pues si tenía a mi bebé conmigo hoy, era gracias a él.

-No, no puedo dejarlo ir, no puedo dejarte ir una vez más ahora que te encontré, ahora que los encontré, tengo que remediar mi error, y estar contigo, con ustedes como debió de haber sido desde un principio. Si yo tan solo no hubiera sido un cobarde nada de esto estaría pasando.-y pequeñas lagrimas comenzaron a correr de sus preciosos ojos cafés que me miraban con dolor.

Ay mi amor, si tú tan sólo supieras que no había nada que anhelara más que estar contigo nuevamente, pero era imposible.

Ay mi amor, si tú tan sólo supieras que no había nada que anhelara más que estar contigo nuevamente, pero era imposible

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Por su sangre [Kevin Álvarez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora