veintiocho

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Alexia Villalobos
De inmediato Max salió corriendo rumbo al Audi negro en el que Kevin se encontraba. Este al verlo abrió la puerta y se bajó quedando arrodillado en el piso para recibir un fuerte abrazo del niño.

¿Que demonios había pasado?

¿Como es que estaba aquí? Si apenas hacía unas horas había llegado a Pachuca.

Rápidamente me acerque a ellos provocando que lograra escuchar los suaves sollozos de Kevin.

-Kev, ¿que pasó?.-pregunté asustada tomándolo de un brazo para que se levantara del piso.

El lo hizo, se levantó pero seguía tomando a Max sin romper el abrazo que estaban compartiendo. El niño parecía no tener ganas de soltarse de los brazos del muchacho y sabía que Kevin muchísimo  menos.

Me miro y de alguna manera logro soltarse, pasó su brazo lo paso por mi espalda y me unió a su abrazo.

-Me estas asustando Kevin, ¿que tienes?.-pregunté nuevamente contra su pecho.

-Solo...solo quiero estar con ustedes.-dijo con voz cortada apretándome aún más.

-Pero...-me interrumpió.

-Subamos al carro, allá te explico todo.-se separo de mi.

-Diego pasara por nosotros en cualquier momento.-sabía que le incomodaría pero no podía dejarlo plantado.

-Yo se, le pedí venir yo en su lugar.

¿Qué?

Esta situación estaba cada vez más extraña, no tenía ni idea de que podía haber sucedido. Me estaba imaginando lo peor.

No dije nada y el tampoco, solamente camino hacia la puerta del copiloto y la abrió.

Todavía confundida me subí, luego me dio a Max para que lo tomara y camino de nuevo al asiento del piloto.

Se subió y manejo en silencio, Max se había quedado tan relajado en sus brazos que estaba durmiéndose, solo se acomodó y cerró sus ojitos.

-¿Ya me dirás qué pasó?.-insistí.

Me volteó a ver por un segundo y asintió.

-Hable con mi familia, les conte todo y...y me dijeron cosas horribles, claro que me las merecía pero sentí que todo volvía a suceder y no aguante más. Tenía que devolverme con ustedes, no podría haberme quedado tranquilo allá, y estando ustedes acá. No se como le haré, pero no puedo separarme de ti.

Yo no sabía que decir. Era bastante sabido para mi que todo eso seguía afectándolo mucho y lo entendía, pero, no podía manejar así ni tomar decisiones tan apresuradas, pero eso se lo diría después, cuando estuviera más tranquilo. Por mientras respetaría su sentir e intentaría hacerlo sentir mejor. Me dolía el corazón verlo en ese estado.

Solamente puse su mano encima de la suya y la dejé ahí, mostrándole mi apoyo y todo el amor que sentía por el.

Manejo por otros pocos minutos hasta que comencé a ver que se desviaba del camino a mi departamento.

-Oye ya te pasaste.

Me miro de nuevo y me sonrió.

-Vamos a quedarnos todos juntos hoy, ¿si?.-volteó otra vez y sonrió como un niño chiquito.

El sabía que no podría negarme a esos ojitos chinitos y a esa brillante sonrisa. Sabía perfectamente cómo llegarme.

-Pero no tenemos nada, ni pijama ni nada.

-Ese no es problema, yo traigo ropa en la cajuela y lo que sea que haga falta lo compramos. Ándale, nos vamos a divertir.

Okay, íbamos solamente a pasar la tarde juntos, nada más pasaría. Estaríamos los tres, y ya. Nada tendría que pasar.

-Esta bien aferrado, vamos.-le conteste y de inmediato escuché su preciosa risa.

Mierda Kevin, ¿que me estás haciendo?

(...)

Diez minutos después habíamos llegado al mismo hotel en donde habíamos estado la última vez.

Max se había quedado dormido de nuevo así que lo tome en brazos y Kevin se bajo primero para reservar la habitación.

Luego de unos minutos volvió a salir del hotel y abrió la puerta para que me bajara. Primero tomo a Max en brazos y lo cubrió con la chamarra que traía puesta, luego extendió su mano y me ayudó a salir también del auto.

Con su mano todavía entrelazada con la mía comenzó a caminar hacia adentro, entró y nos dirigió a los elevadores y unos minutos después estábamos en una gran habitación.

-Esta más grande que la otra.-dije sorprendida mirando todo lo que había.

-Sii, así estamos más cómodos.

La habitación era gigante, tenía una pequeña mesa, una sala de estar y dos camas matrimoniales bastante separadas.

Kevin camino hacia una de ellas y acostó al Niño.

-No no, tenemos que despertarlo, todavía no ha comido.-le dije.

-Llama y pide lo que quieras, ¿o prefieren salir a comer?

-Pues Max andará adormilado, es mejor que coma y se duerma.

-Bueno, pídelo en lo que quieras en lo que yo lo despierto.

(...)

Habíamos terminado de comer, Max quiso comer todo el rato en los brazos de Kevin y luego se volvió a dormir. Lo pasamos a una cama y luego Kevin y yo nos sentamos en uno de los sillones.

-Que recuerdos, ¿no?.-dijo de la nada con una mirada juguetona.

-Mmm, que graciosito, yo no recuerdo nada.-respondí sacándole la lengua.

-¿ah no? ¿Quieres que te lo recuerde?.-giro su rostro y lo acercó al mío.

-Mmm, pues primero.-me acerque más hasta el punto de sentir su respiración.-tendrás que atraparme.-y rápidamente me pare y salí corriendo por todo el cuarto.

-Aaaaahhhhh.-no había llegado muy lejos cuando sentí como me tomaban por la cintura y me subía a su hombro como si fuera un saco de papas.

-Keeeevin, bájame!!.-patalee y golpee su espalda.

-Si tú lo pides.-y entonces me aventó a la cama libre y se subió arriba de mi.

-¿decías?.- me miro burlón y se acerco de nuevo.

Inconscientemente mi mirada pasó de sus ojos a sus labios, remoje los míos por inercia y sentí como Kevin clavaba su mirada en ellos.

No aguantaría mucho.

Se acercó todavía más. Sus labios rozaron suavemente los míos. Su nariz acarició la mía y sentí una de sus manos pasar por debajo de mi blusa para acariciar mi espalda.

Comenzó a trazar círculos imaginarios en ella y fue ahí cuando perdí el control.

Sin pensarlo lo tome de las mejillas y pegue su rostro al mío haciendo que nuestros labios colapsaran.

Miles de mariposas volaron por mi estómago y me di cuenta que tome la decisión correcta.

Por fin el me pertenecía.

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Por su sangre [Kevin Álvarez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora