Veinticinco

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Alexia Villalobos
Kevin llevaba cinco minutos riéndose sin parar, se calmaba, miraba a Max y volvía a reírse a carcajadas haciendo que mi hijo se riera junto con el.

Yo intente mantenerme seria, sin embargo era casi imposible pues recordaba la escena que acababa de pasar y la risa salía sin permiso.

Max ya estaba listo para terminar su día, se encontraba cambiando, peinado y rumbo a su cama esperando que le diera las buenas noches para que pudiera dormirse.

-Tevin, ¿cueres menir tu tamien?.-le preguntó para que fuera a darle las buenas noches el también.

-Claro Max.-y entramos los tres al pequeña habitación pintada de azul.

Max rápidamente se subió a su camita, tomó el peluche de felpa con el que dormía y se tapó mientras nos miraba.

Como siempre me acerque a su cama, me senté en una orilla y empecé a darle la bendición.

-amén.-terminó la oración y recibió con sus ojitos cerrados el beso que le di en la frente.

Abrió sus ojos y luego su mirada se dirigió a Kevin el cual seguía parado a un costado de la cama sin saber muy bien que hacer.

Lo mire también yo e hice una seña de que podría acercarse.

Camino a pasos lentos hasta donde yo estaba, se inclinó un poco y persignó a Max, murmuró unas palabras que no pude alcanzar a distinguir y luego besó su frente.

Estaba por separarse cuando de repente Max enredó sus bracitos en su cuello y lo abrazó con fuerza.

Mi corazón se aceleró y mis ojos quisieron cristalizarse al verlos así. Era todo lo que alguna vez había soñado, y ahora estaba aquí, frente a mi.

-¿mas a quelalrte aquí?.-Max pregunto y de inmediato Kevin volteó a verme en busca de una señal.

-No campeón, me tengo que ir a trabajar.-le contestó.

-¿Y manana?.

Eso era mi temor más grande. Sabía que Kevin se devolvería a Pachuca al día siguiente y sabrá Dios cuando lo podríamos volver a ver.

-Tengo más trabajo mi amor, pero te prometo que pronto pronto vendré a verte, ¿esta bien?

Max lo miro poquito triste así que solo asintió y se metió mas abajo de las cobijas.

Pensé que Kevin se levantaría pero lo que hizo fue sentarse en la orilla de la cama y abrazarlo con fuerza.

-Aquí estaré hasta que te duermas Max.-besó de nuevo su frente y lo abrazo por un costado hasta que se durmió.

(...)
Nos encontrábamos ahora en la sala, estábamos sentados uno al lado de otro en silencio sin saber cómo romper el hielo.

-Mmm, ¿no tienes hambre? ¿Sed?.-pregunté.

-No, tranquila, estoy bien.

Solo asentí y luego nos quedamos en silencio otros segundos.

-Bueno, supongo que es ahora cuando tenemos que hablar de que pasará.-comenzó el con el tema.

Suspire y me gire para tenerlo de frente.

-Creo lo mismo, ¿que es lo que quieres tu?.-pregunté de nuevo.

-Yo quiero estar con ustedes, quisiera poder ya gritarle al mundo que tengo el hijo más maravilloso y a ti, quiero que todos lo sepan y poder estar con ustedes siempre.- soltó sin pensarlo.

-Y-yo, o sea, Max te ha tomado muchísimo cariño, esta tarde me dijo que te quiere como quiere a su Papi Diego y que quisiera que tú fueras también su pa....

-¡Su papá soy yo! Quiero que el sepa que su único padre soy yo, me rompe el corazón escucharlo llamarle así a él, y se que me lo merezco, pero, duele mucho Alexia.-su voz se quebró en esa última frase ocasionando que me dieran ganas de llorar.

-Diego, Diego no dejara de estar presente en su vida, quiero que tengas eso muy presente, además, me da pánico pensar en lo que la gente dirá de mi, de nosotros, no quiero que mi Niño sea atosigado y bombardeado por rumores y horribles palabras.

-No podría pedirte eso, veo lo mucho que el quiere a Max y le agradezco todo lo que hizo por ustedes, pero ahora estoy yo, quiero recuperar el tiempo perdido, y jamás! Jamás permitiría que alguien dijera algo de ustedes, mataría a quien fuera que se atreviera a pronunciar sus nombres, van a estar seguros conmigo, nada les faltará...-se defendió acercándose más a mi.

-Pero, será inevitable, tú estás con Nailea y....

-Ella y yo terminamos, le conté toda la verdad y como me estaba sintiendo, y no fue por ustedes, lo nuestro ya ni si quiera era amor, era mera costumbre.

-P-pero...

-No hay peros que valgan, yo quiero estar contigo, con el, quiero pasar el resto de mi vida con ustedes, solamente.

-Pero tú no vives aquí, vives en un estado diferente, tu trabajo es demándate, Max es muy sensible, no quisiera que saliera dañado al tener que estar separado de ti.

-Pachuca está a una hora de distancia en auto, si es necesario manejar todos los días para verlo lo haré sin pensarlo, o pueden venir ustedes, comenzaré a adecuar el cuarto de Max, viviremos entre los dos estados, luego si Dios quiere podrán vivir conmigo todo el tiempo y lueg.....-comenzó a hablar con una sonrisa de tonto.

-Oye espérate, todavía ni si quiera te he dicho si estoy de acuerdo con que Max sepa que eres su papá.-su sonrisa se esfumo y se transformó en una mueca de susto.

No pude evitar reírme de su cara de pánico.

-Heyyy! Me asustaste, se me paro el corazón.-puso su mano en su pecho y se quejó dramáticamente.

-Ya ya, perdona, jajajaj

-Pero ya, siendo serios.-se acercó de nuevo y tomó mis dos manos.- quiero estar con el, quiero intentarlo contigo y que seamos una familia, como siempre tuvo que haber sido, por favor.-sus ojos cafés me miraron con intensidad esperando una respuesta.

-Y...y-yo, no puedo prometerte que lo nuestro funcione.

-Lo intentaremos, lo intentaremos las veces y el tiempo que sean necesarias hasta lograrlo.

-¿Después de todo este tiempo?

-Siempre.

-Siempre

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Por su sangre [Kevin Álvarez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora