Cilao:
Los violinistas sonaban muy efusivos como si quisieran expresar algo con su música, mientras que toda la gente de la alta sociedad se encontraba allí y con ella cuatro hermanas no muy alegres.
—¿Ya nos podemos ir?... —suplicó Annipe, la menor de las hermanas quien era una rizada pelirroja de cabellos largos.
—No, no hasta que papá lo diga.
—Pero Akila llevamos cinco horas aquí, me estoy durmiendo.
—Piénsalo de otro modo —añadió Anat con un pequeño cupcake en su boca— la comida es buena.
—Basta las tres! —exclamó Asenath— Annipe no podemos irnos y ya lo sabes, Anat, no hables con la boca llena y por sobre todo Akila deja de guiñarles un ojo a los chicos, ya tienes demasiados problemas como para meterte en uno más —le susurró lo último a su oído.
—Al menos yo no estoy embarazada, ¿Ya sabes quién es su padre? —le respondió de igual manera, a Asenath se le cristalizaron los ojos y se marchó.
—¿Qué le dijiste? —preguntó Anat una castaña de ojos café.
—¿Qué le voy a decir? la verdad —respondió con total tranquilidad la rubia de ojos azules— que no sabemos quién es el padre de mi sobrino.
—Eso es mucho Akila ¿Por qué lo hiciste?
—Mira Anat es sencillo, no te metas con mi vida porque me veré obligada a visitar la tuya, yo que tú no lo haría, muchos dicen que soy una pesadilla, Aquí! —exclamó alzando sólo un poco su mano al mozo para que le alcance una copa de champagne— ¿Lo has comprendido?
—Sí.
—Genial porque no pensaba repetírtelo —yéndose hacia donde había unos cuanto chicos que desde hace rato la estaban mirando.
—He llegado a pensar, que a pesar de ser la menor, soy la más madura de ustedes —soltó Annipe.
—No lo creo yo lo... Oh un cupcake de fresas! Mozo aquí! Aquí! —Annipe rodó sus ojos, definitivamente era la más madura y con sólo quince años de edad recién cumplidos, Anat tenía veinticuatro años, Akila veinte y Asenath veintiséis años de edad.
Un pequeño sonido de copa la hizo salir de sus pensamientos, era su padre, el señor y gobernador de esa ciudad, Paris Tolier, un sujeto un tanto amargado, de cabello canoso alrededor de los cincuenta años, desde el escenario.
Éste lucía un traje azul, mientras que Asenath un vestido largo morado, Annipe uno rojizo, Akila uno negro con tachas y muy sujeto a su cuerpo y Anat un celeste corto.
Al salir de aquella celebración notaron a su padre un poco serio, pero trataron de no hacer preguntas dado que no sabían de qué se trataba.
Al llegar a su hogar:
—Chicas antes de irnos a descansar quiero hablar con ustedes, pasen luego por mi oficina, yo debo hacer un llamado urgente.
—Papá —lo detuvo Annipe— ¿Estás enfadado con nosotras? luces más serio de lo normal.
—No mi ángel —acariciando sus cabellos— no podría enfadarme contigo ni con tus hermanas, adiós —yéndose.
—Es claro que eres su favorita.
—Eso no es cierto Akila, papá nos ama a todas por igual.
—Si tú lo dices, a mi no me molesta, no ando rogando amor.
—Akila ya basta! Eres insoportable!
—Tú di lo que quieras Anat, sé que no me toleran pero sí me necesitan, porque si no fuera por mi las tres estarían ya muertas.
—¿Qué dices? ya estás ebria.
—Una sola copa no me embriaga Asenath, aunque ahora debo beber por ti también, lo que una hace por sus hermanos... pero volviendo a lo anterior, Asenath, ¿Quién sacó a los mellizos Torre por la ventana y a plena madrugada? Yo!, Anat ¿Quién se hacía pasar por ti metiéndose en tú cama para que pudieras salir? Yo! Yo misma!, Annipe ¿Quién fue mordida en un brazo por un perro que tú trajiste oculto a la mansión? Yo! ¿Ustedes qué hicieron por mi? las oigo —pero un silencio fúnebre inundó la sala— exacto, eso me esperaba de ustedes- subiendo a su habitación.
—Sí me preguntas a mi, la mordida del perro le afectó alguna neurona.
—Annipe calla —habló Asenath.
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ATRAPADAS
RomanceDE UN MODO U OTRO TODAS ESTAMOS ATRAPADAS: POR UN ASESINATO... POR UNA LOCURA... POR UN AMOR... POR LA MUERTE...