MELEK, UNA MUÑECA DE TRAPO -ÚLTIMA PARTE

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     En la noche: 

     Todo estaba listo para la boda, ésta se llevaría a cabo en un campo muy bonito algo alejado de la cuidad, el Padre Oscar estaba ya listo para dar inicio a la ceremonia.

     Oliver se encontraba caminando por el campo, verificando que todo estuviese en orden, mientras que por un radio se comunicaba con Anat.

—Todos están en sus asientos, cambio —dijo él.

—La novia ya está lista, sale en cinco —respondió acomodando el vestido de Oriana, quien moría de nervios.

—¿Dónde está el novio? 

—Qué!, un segundito Ori, ya regreso —Anat salió de la habitación encontrándose con Oliver en la mesa de los bocadillos— Genial! —aplaudiendo sarcásticamente— yo trabajo y tú comes.

—Es el estrés, perdimos al novio.

—Pásame una aceituna, ¿No era su obligación el encargarte del novio señor Wot? 

—No te enfades.

—No, no me enfado contigo, me enfadaré con tú copia cuando lo vea, Oriana está muy nerviosa! 

—Busquémoslo.

—¿Dónde estaba antes? 

—Lo dejé en el salón, pero cuando regresé ya no estaba y no me responde las llamadas.

—Vamos allí.

    Dos minutos después: 

—Nada! —exclamó Anat frustrada.

—¿Crees qué él pudo huir? 

—No lo sé, Diego te voy a matar! ¿Qué le diremos a Oriana?

—Le dirás...

—¿Disculpa? 

—Soy la copia del hombre que la abandonó el el altar ¿Crees qué querría verme? 

—Buen punto.

—¿Dónde se cambiaría Diego? ¿En qué habitación? 

—La quince, vamos.

     Ambos corrieron hasta llegar allí, pero ésta estaba completamente vacía.

—¿Dónde se pudo haber metido? —preguntó Oliver.

—Hermano! Hermano ayúdame! —se lo oyó gritar desde el baño.

—¿Diego? —preguntó Anat con cierta confusión.

—Anat! Chicos estoy encerrado! Ayúdenme! 

—Te ayudaremos.

    Tres minutos después: 

—Chicos no sé qué haremos, la boda se está retrasando, Oriana está llorando y el Padre no quiere esperar más —confesó Anat.

—¿Y si le decimos la verdad? —propuso Oliver.

—No! —respondió Diego— no quiero que sepa que estoy aquí, pero tampoco quiero que llore, ¿Y si salto por la ventana? 

—La idea es que te cases, no que te rompas una pierna —respondió Anat del otro lado de la puerta.

—Diego te odio! —exclamó Ori llorando, ésta estaba con su vestido de novia.

—Ori el maquillaje —dijo Anat acercándose a ella.

—Qué me importa el maquillaje! él se fue, me dejó aquí, vine hasta aquí porque creí que aún se encontraría, pero se marchó como todo un cobarde —abrazando a Anat— lo odio, esto no se me va a olvidar nunca.

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